Segundas partes nunca fueron buenas

No soy una persona sencilla al escribir, o al menos así me considero. Desde que comencé a escribir mi primera historia, Destino, he comenzado a tejer una enredada madaña que a duras penas yo mismo puedo comprender, entre la saga principal (protagonizada por Falcon) y una serie de historias alternas que fui escribiendo, muchas de ellas independientes, pero que por alguna razón creí conveniente unir con otra historia, luego con otra, terminando con este enredo que hoy es una historia completa, larga como pocas, pero que me siento orgulloso de ir creando. Pero, como acostumbro preguntarme a mí mismo, ¿A ustedes qué les importa eso? No lo sé, pero por algo estarán leyéndolo.
"Este es solamente el prólogo"
El tema de hoy es algo un poco confuso: las sagas, esas novelas de larga duración que se convierten en historias de vida, narrando las aventuras de un grupo de personajes más allá de una simple ocasión, ampliando la visión del universo creado por un escritor imaginativo que le vio futuro a su engendro más allá de una vez.
Personalmente, me gustan las historias largas (si no fuera así no estuviera escribiendo algo así, ¿No creen?), pues son más ricas en detalles y te muestran las cosas de una mejor manera más allá del simple "e hizo esto y vivieron felices para siempre". Claro, se deben de tomar en cuenta muchísimos detalles para lograr hacer una saga rica y de verdad entretenida, más allá de un refrito de lo mismo incesantemente, como ha ocurrido con historias que, aunque no me lo logre explicar, llegan a ser sumamente famosas (gente que se niega a cambiar la fórmula, pero usualmente termina cansando al cliente, por llamarlo de alguna manera).
"¿Me estás oyendo, inútil?"
En mi opinión, y porque hoy tengo ganas de ser dadivoso, estos son los puntos más importantes que debe contener una historia para que pueda extenderse. De no cumplirlos, prefiero que se quede como una historia sencilla antes de quemarla por completo:
  • Personajes: Éstos deben tener una personalidad interesante, compleja, capaz de adaptarse a nuevas necesidades sin perder su esencia. El lector debe sentirse identificado con ellos, encontrar un amigo de aventuras, interesarse por el destino que le fue dado. Si tus personajes son tan profundos como un cartón y tienen la personalidad de una Mary Sue, prefiero que no solamente no extiendas tu historia, sino que borres todo vestigio de la primera parte y niegues las evidencias.
  • Situaciones: ¿La situación planteada da espacio a una segunda parte? ¿Quedaron piezas sin encajar y enigmas sin resolver? ¿El final era inevitable y no pudiste remediar cabos sueltos? La situación es perfecta para una continuación, siempre y cuando seas capaz de unir coherentemente una cosa con otra y no simplemente revivas al villano principal y le coloques por título a la historia un II (en romano se ve más cool, o eso cree el lector común y corriente) y el subtitulo “La venganza de Elvillanoqueyahabíamuertoperovolviódelanada”. Evítale al lector perder el interés en una buena historia, o se tienen o no las bases para una continuación, así de fácil.
  • Popularidad: Este es un punto importante y sumamente voluble, en el que muchos se pierden y posiblemente le den un tiro de gracia a un hijo exitoso, ¿Deberé hacer una segunda parte, si tengo un puñado de admiradores que así lo quieren? Piénsalo detenidamente, analiza la situación y no te dejes llevar por la patética emoción de “mi público me llama”. Si con la cabeza fría encuentras un escenario nuevo en el que trabajar con los personajes de una historia ya escrita, si consigues mantener la frescura y originalidad sin verte como un aprovechado de la situación, entonces adelante.
  • No hay décimo sexto malo: Está bien, tu segunda parte fue un éxito. La tercera fue bien aceptada, igual que la cuarta, ¿Pero no crees que una historia tan larga pueda no solamente aburrir, sino enfurecer? Como mal ejemplo de esto tengo en mente una saga: Dune, la cual fue extendida al nivel que se pierde la cronología de los hechos. Claro, hay historias que vale la pena extender y que se han hecho así con maestría (Harry Potter supo mantenerse fresco por siete tomos, todo un record), así que cuidado con este detalle.
  • Él no es el protagonista: En ocasiones surgen personajes, tal vez sin quererlo, que terminan robándole la atención de los lectores al protagonista. Cuando esto ocurre es muy común que se desee hacer una historia donde se ahonde en este popular personaje, ya sea dándole el protagonismo de una parte nueva de la historia, o creando su propia historia mediante lo que se conoce como “Spin Off”. Esto puede resultar contraproducente, pues tal vez nuestra pequeña estrellita brilló en ese escenario, ¿Pero podrá mantener la atención del lector cuando todo se centre en él? O lo que es peor: ¿Podrá el escritor mantener la magia que creó en él, seguramente sin querer?
Tenía pensado darles un ejemplo negativo de cada uno de estos puntos, pero descubrí que es sencillo darles uno general: Hollywood. Miren cualquier secuela actual y encontrarán alguno de estos errores (si encuentran alguna que no, favor de enviarme un correo con el nombre, pues vale la pena verla).
Hay muchísimos puntos más a tomar en cuenta, pero por lo pronto los dejo con estos, que bien pueden servirles para plantearse la idea de no escribir esa segunda parte tan a la ligera.
“No, no fue buena idea...”
Nos leemos al rato.
PD: Mi historia tiene 6 partes, ¿Y qué? Jamás dije que yo era perfecto...

Cenizas de lo mundano


Lo vivimos. Cada día encontramos rostros carentes de personalidad, tristes y a la vez alegres. Perdidos, pues, en lo que son y no pueden dejar de ser, sin ir más allá de lo que ofrece un día como cualquier otro: el mundo común en su máxima expresión. Caminan sin sentir el suelo bajo sus pies o el alma que vaga entre las venas de sus cuerpos cansados. Simples envoltorios de un obsequio que no se llegó a abrir jamás, desgastándose sin remedio entre un mar de seres similares, perdidos en pensamientos huecos y razones globalizadas, carentes de una individualidad propiamente dicha, de un espíritu de libertad más allá de lo que otros les dijeron que esto era.
Son muchos, y de muchas clases. Esperan en los autobuses la oportunidad de llegar a la cima. Creen que por presentarse al salón de clases ya son parte del círculo de ganadores. Cuidan oportunidades para verlas pasar frente a sus ojos y decir "pero la siguiente será mía", disfrazando la excusa de no pretender en realidad nada, de no querer luchar por nada, de no ser absolutamente nada ante sí mismos, y por lo tanto ante los ojos de otros que, ante su misma situación, lo consideran igual.
A esto se ha reducido la humanidad. A un puñado de soñadores en secreto que nada llevan a la práctica, que presumen ser algo que es exactamente contrario a lo que son, cuidando en los detalles una identidad compartida por las masas y que dicen es "muy suya", pero que tiene de original lo que la de todos, siendo entonces la hipocresía un estilo de vida, una manera de resaltar en un mundo sirviente de sus bajos instintos,
Hablar de un absolutismo es inútil, pero los números no mienten al notar que cada vez son menos los locos que se atreven a soñar, a pensar que hay algo más allá de lo que se nos ofrece. Son ellos los primeros en caer, los que terminan en un hueco en la tierra entregados al olvido de lo que intentaron ser. Pretender y no conseguir, es la meta de una existencia turbulenta que surge en este mar de cabezas vacías.
He entendido que nadie escucha lo que no le conviene, y que todos escuchan aquel que piensa como ellos... por eso mismo, no espero que alguien lea y entienda esto.


Una nueva actitud


Hoy desperté con una nueva actitud. Suelo repetirlo varias veces cada mañana, lo admito, pero luego suelo caer en las redes del tedio y termino siendo el mismo negativo de toda la vida. Me hieren las palabras ajenas, pienso que la vida me debe algo y que no debo luchar por ello, o simplemente me enfado porque mi navegar no me llevó a la costa que esperaba. Motivos sobran para dejarse caer, siempre han habido y siempre los habrán, más es cierto también que sobra aquello que nos hace sonreír, que hay más en los rostros de la gente que aquello que te dicen ser, que un simple detalle puede marcar tu día, un día común, y convertirlo en el instante que esperabas para decir "hoy voy a ser feliz".
De ahí viene mi nueva actitud. Hoy no voy a decir que cambiaré, que seré una persona nueva y retomaré esos sueños oxidados de la infancia, los cumpliré y seré tan feliz como en aquel entonces me lo propuse. No, ya es tarde para pensar en un ayer que por mucho tiempo se vio como una utopía y no como lo que realmente era: una fotografía de lo que no volverá, sensaciones agradables y agridulces que no serán más, y que compartirán un mismo destino: la nostalgia.
No se trata de dejar de luchar, sino de superarse y aprender una simple, pero máxima regla de vida: no se trata del buen día que tengas, sino de lo feliz que fuiste con el día que se te ofreció. Veinticuatro horas para disfrutar de tantos sentimientos, de embriagantes situaciones que te enseñan a cada momento el camino que elegiste, poniéndote enfrente las encrucijadas que te quedan por vivir. No te adelantes, una a la vez y verás que la vida por sí sola va tomando forma, mientras tanto, disfruta el camino a tu lado, las personas que te acompañan y te apoyan, la simpleza de las cosas complejas y la complejidad de lo simple. Mucho puedes pedirle al cielo, pero ten siempre por seguro que no se te da más de lo que puedas controlar. Ya bastantes personas se han perdido por esa oportunidad que no les pertenecía, pero que arrebataron y fue su condena.
Disfruta pues, de todo lo que te rodea, sin pensar que mañana serás otra persona o emprenderás nuevas empresas, ¿Para qué, si ya tienes hoy todo lo necesario para llegar hasta ahí? Nadie te detiene, excepto tú mismo y la sensación de incertidumbre, ese miedo a lo desconocido que se debe acallar a toda costa.
Hoy desperté decidido a ser yo mismo, y así será. La vida es muy corta para esperar, pero muy larga si la pasas en una espera.
Saludos.