jueves, 24 de noviembre de 2011

Segundas partes nunca fueron buenas

No soy una persona sencilla al escribir, o al menos así me considero. Desde que comencé a escribir mi primera historia, Destino, he comenzado a tejer una enredada madaña que a duras penas yo mismo puedo comprender, entre la saga principal (protagonizada por Falcon) y una serie de historias alternas que fui escribiendo, muchas de ellas independientes, pero que por alguna razón creí conveniente unir con otra historia, luego con otra, terminando con este enredo que hoy es una historia completa, larga como pocas, pero que me siento orgulloso de ir creando. Pero, como acostumbro preguntarme a mí mismo, ¿A ustedes qué les importa eso? No lo sé, pero por algo estarán leyéndolo.
"Este es solamente el prólogo"
El tema de hoy es algo un poco confuso: las sagas, esas novelas de larga duración que se convierten en historias de vida, narrando las aventuras de un grupo de personajes más allá de una simple ocasión, ampliando la visión del universo creado por un escritor imaginativo que le vio futuro a su engendro más allá de una vez.
Personalmente, me gustan las historias largas (si no fuera así no estuviera escribiendo algo así, ¿No creen?), pues son más ricas en detalles y te muestran las cosas de una mejor manera más allá del simple "e hizo esto y vivieron felices para siempre". Claro, se deben de tomar en cuenta muchísimos detalles para lograr hacer una saga rica y de verdad entretenida, más allá de un refrito de lo mismo incesantemente, como ha ocurrido con historias que, aunque no me lo logre explicar, llegan a ser sumamente famosas (gente que se niega a cambiar la fórmula, pero usualmente termina cansando al cliente, por llamarlo de alguna manera).
"¿Me estás oyendo, inútil?"
En mi opinión, y porque hoy tengo ganas de ser dadivoso, estos son los puntos más importantes que debe contener una historia para que pueda extenderse. De no cumplirlos, prefiero que se quede como una historia sencilla antes de quemarla por completo:
  • Personajes: Éstos deben tener una personalidad interesante, compleja, capaz de adaptarse a nuevas necesidades sin perder su esencia. El lector debe sentirse identificado con ellos, encontrar un amigo de aventuras, interesarse por el destino que le fue dado. Si tus personajes son tan profundos como un cartón y tienen la personalidad de una Mary Sue, prefiero que no solamente no extiendas tu historia, sino que borres todo vestigio de la primera parte y niegues las evidencias.
  • Situaciones: ¿La situación planteada da espacio a una segunda parte? ¿Quedaron piezas sin encajar y enigmas sin resolver? ¿El final era inevitable y no pudiste remediar cabos sueltos? La situación es perfecta para una continuación, siempre y cuando seas capaz de unir coherentemente una cosa con otra y no simplemente revivas al villano principal y le coloques por título a la historia un II (en romano se ve más cool, o eso cree el lector común y corriente) y el subtitulo “La venganza de Elvillanoqueyahabíamuertoperovolviódelanada”. Evítale al lector perder el interés en una buena historia, o se tienen o no las bases para una continuación, así de fácil.
  • Popularidad: Este es un punto importante y sumamente voluble, en el que muchos se pierden y posiblemente le den un tiro de gracia a un hijo exitoso, ¿Deberé hacer una segunda parte, si tengo un puñado de admiradores que así lo quieren? Piénsalo detenidamente, analiza la situación y no te dejes llevar por la patética emoción de “mi público me llama”. Si con la cabeza fría encuentras un escenario nuevo en el que trabajar con los personajes de una historia ya escrita, si consigues mantener la frescura y originalidad sin verte como un aprovechado de la situación, entonces adelante.
  • No hay décimo sexto malo: Está bien, tu segunda parte fue un éxito. La tercera fue bien aceptada, igual que la cuarta, ¿Pero no crees que una historia tan larga pueda no solamente aburrir, sino enfurecer? Como mal ejemplo de esto tengo en mente una saga: Dune, la cual fue extendida al nivel que se pierde la cronología de los hechos. Claro, hay historias que vale la pena extender y que se han hecho así con maestría (Harry Potter supo mantenerse fresco por siete tomos, todo un record), así que cuidado con este detalle.
  • Él no es el protagonista: En ocasiones surgen personajes, tal vez sin quererlo, que terminan robándole la atención de los lectores al protagonista. Cuando esto ocurre es muy común que se desee hacer una historia donde se ahonde en este popular personaje, ya sea dándole el protagonismo de una parte nueva de la historia, o creando su propia historia mediante lo que se conoce como “Spin Off”. Esto puede resultar contraproducente, pues tal vez nuestra pequeña estrellita brilló en ese escenario, ¿Pero podrá mantener la atención del lector cuando todo se centre en él? O lo que es peor: ¿Podrá el escritor mantener la magia que creó en él, seguramente sin querer?
Tenía pensado darles un ejemplo negativo de cada uno de estos puntos, pero descubrí que es sencillo darles uno general: Hollywood. Miren cualquier secuela actual y encontrarán alguno de estos errores (si encuentran alguna que no, favor de enviarme un correo con el nombre, pues vale la pena verla).
Hay muchísimos puntos más a tomar en cuenta, pero por lo pronto los dejo con estos, que bien pueden servirles para plantearse la idea de no escribir esa segunda parte tan a la ligera.
“No, no fue buena idea...”
Nos leemos al rato.
PD: Mi historia tiene 6 partes, ¿Y qué? Jamás dije que yo era perfecto...