Tiempo de versos IV

Hacía tiempo que no dejaba aquí algunos versos, así que hoy me parece un buen momento. En esta ocasión presento un pequeño poema que escribí en el 2007, en una época en que me abrumaba la tristeza fácilmente, como a todos en ciertas temporadas. Nada que ver con los ya casi extintos emos, pues la temática va más allá del simple "todos me odian porque no me entienden". El poema habla básicamente sobre el arrepentimiento ante un pasado que nos causa daño recordar.
Es de humanos cometer errores, así como también sentir las consecuencias en la consciencia de lo cometido, las personas heridas y los sucesos inmiscuidos. Rogamos porque esos eventos sean enterrados en el olvido de quienes lo saben, para poder continuar una vida nueva a partir de ese instante tan negro. Algunos rezan, otros se esfuerzan, el caso es que las memorias viven en situaciones que nos hacen regresar la vista y entender la simpleza de la vida.
Lo hecho, hecho está, y quien no aprende a vivir con ello se convierte en su propia marioneta.
Sin más preámbulos, se los presento...
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Cercenando Memorias

Fui un vampiro moribundo
que sucumbió en el mar,
la evocación de un pasado
que duerme en ningún lugar.

Fui lo que vi en tu mirada
el dolor en que vives y transmites
aquella efímera tarde tan cruel,
el amor con que matas y mueres.

Solo soy maniquí de hipocresía
tan dulce, tan vago, tan vil,
el reflejo de tu fingida inocencia
soy lo que quiero, soy igual a ti.

Soy producto de tus deseos
mero asesino de almas hastiadas,
fui esclavo de mis anhelos
hoy tu sola imagen reflejada.

Fui un grano de arena en la playa
gimiendo por una aparente verdad
que resultó ser mi brillante futuro:
una ola de inmortal oscuridad.

Fui una marioneta de mi mismo
movida por hilos de metal
que buscaba alojo al regocijo
mientras miraba la vida expirar.

Fui la noche sin luna ni estrellas
tras un ocaso autónomo sin sentimientos
que asesinó al sol con sangre fría
manchando los mismos cimientos.

Fui el arlequín de mirada insípida
que velaba el sueño con fervor;
hoy me río de tal pasado,
hoy mi vida es el dolor.

Y proseguirá nuestro entendimiento
en las galeras de esta nuestra historia,
por ti guardada como triste pasado
por mi cercenada como inmune memoria.
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Me despido, esperándolos en otra ocasión.

Nostalgia Cap. 6

Hola. Hoy, como ya se está haciendo costumbre, presentaré el siguiente capítulo de Nostalgia, esperando nuevamente que sea de su agrado, así como cualquier opinión o comentario que será bien recibido. Antes de ir de lleno a ello, quiero primeramente cumplir con lo prometido la entrada pasada. A partir de hoy podrán enviar lo que deseen al nuevo correo de la página: Aysen@live.com.mx, ya sean opiniones, comentarios, flores, proposiciones indecorosas, insultos, quejas, tonterías diversas y cualquier cosa que salga de sus mentes y deseen hacerme saber.
Sin más, aquí está el capítulo.
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VI: Hijo De Una Era
Los preparativos habían comenzado. Por todo el pueblo no se escuchaba otra cosa, en mercados, campos de trabajo, y calles. Enormes cartelones se posaban en puntos principales, anunciando lo que ya todo el mundo sabía: el festival de la nueva era estaba a unos cuantos días.
El más afectado por la algarabía era Vientus. El vice líder del Reino no tenía un respiro, entre elegir los colores adecuados para los manteles, los números musicales del entretenimiento, y hasta las posiciones de los guardias durante el festejo. Todo el peso del evento recaía en él. No era muy complicado, pero la falta de tiempo para respirar estaba mermando su salud mental.
En todo ese tiempo, no había visto una sola vez a su jefe. Pensando todavía en sus palabras, se prometía acudir a él en cuanto tuviera tiempo libre. El asunto no era de extrema importancia, pero las dudas no hacían más que preocuparle en sobremanera.
Siempre había sido una víctima de los nervios, pero cuando ocupó un cargo tan importante se convirtió en su esclavo. Ahora creía que sus preocupaciones tenían motivos más importantes, supuestamente. No sabía con certeza si debía tomarlos en cuenta, pero su conciencia lo traicionaba en cuanto intentaba pasarlo por alto.
Más fue precisamente el día que hablaba con los guardias, nombrando a los protectores que servirían de valla en el evento principal, que se dio la oportunidad de visitar a Destiny, con el pretexto de pedir su opinión en lo relativo a la decoración. Una vez en el largo corredor, sintió que comenzaba a respirar con tranquilidad.
Sentía ganas de correr hasta él, consecuencia del estrés en que estaba inmerso, pero hizo un esfuerzo por relajarse, pensar que el tiempo se detenía, y dedicarse a pensar en la nueva era. Como extrañó en esos momentos el pasado, cuando no era necesario contar hasta diez para no cometer una tontería.
Destiny sonrió al verlo entrar. Tomó asiento frente a él, no sin antes saludarlo con decoro.
—Señor, he pensado enormemente en lo que me comentó, y sigo sin comprender del todo. Me preocupa lo que pueda ocurrir…
—En este momento no hay nada más en que pensar, excepto en los preparativos del carnaval, que supongo ya tienes completos.
—Prácticamente, aunque siempre terminamos con un poco de retraso. No todos son tan competentes como quisiera —mintió Vientus, asustado. El retraso era mayor, pero no iba a delatarse sin haber intentado arreglarlo.
—No son máquinas, Vientus, deja que todo siga según el destino, y que el festival sea como los dioses desean que sea. Respecto a tus preocupaciones, no puedo decirte que las olvides, haces bien en estar alerta, pero me temo que hay poco que puedas hacer.
—Excepto tratar de dejar todo en orden para cuando pase, ya lo dijo, señor.
—Correcto, pero he de decirte algo más: he descubierto que la fecha es inexacta.
— ¿Entonces? No podemos retrasar el festival, ya está todo programado para el día.
—Eso es lo menos importante, dejemos que el vulgo crea eso. Nosotros que lo sabemos, estaremos al pendiente de los cambios que puedan presentarse, porque todavía no consigo una fuente fehaciente para saber con exactitud la fecha del cambio —Destiny no era una persona mala, pero se aprovechaba de la ignorancia general cuando las causas lo ameritaban.
—Bien, ¿Solo usted y yo lo sabemos?
—Ha de haber algunos eruditos que se den cuenta del engaño, pero eso no debe preocuparnos, con una conferencia explicando el motivo será suficiente. Le daremos circo al pueblo, y no le importará el motivo de este, a final de cuentas.
—Ahora me preocupa todavía más, la era de Aries vendrá sin previo aviso, y el mundo puede convertirse en un desastre si no estamos preparados —Vientus sintió el peso del mundo en sus hombros, exagerado como solía serlo.
—Ya que veo tu preocupación. He de confesarte una propia. Ven conmigo, por favor —le dijo el anciano, mientras se ponía de pie y abría la puerta derecha de la oficina.
Entraron a una habitación que Vientus desconocía. En su interior predominaban los libreros e instrumentos de navegación. Todo alrededor de una enorme mesa rectangular, rodeada de una docena de sillas sumamente elegantes, y llena de escritos sueltos y mapas polvosos.
Algo que le llamó enormemente la atención, fue un enorme estante que despedía luz. Dentro resguardaba un par de mapas, dibujados y pintados a mano por un famoso artista mesopotámico. Su magnificencia se veía opacada solamente por la exactitud de su trazo, y su valor real.
—Los dos mundos… —dijo Vientus entre dientes. El de la derecha, era el del planeta tierra, cubierto de un hermoso mar azul, y adornado con pequeños trazos de animales entre los espacios de tierra. Cada ciudad, cada monte y laguna, todo estaba registrado en la obra de arte.
El de la izquierda, desconocido por él hasta hacía un tiempo, era el de “su” tierra, la que se encargaba de cogobernar: el Reino Radical. Distinguido del otro por sus mares rojos y su geografía completamente diferente, era menos rico en flora, en fauna, y hasta en población, pero igualmente hermoso. Creado en base a errores de la antigua civilización, era el hogar de los vestigios de ésta, y toda su descendencia.
—Veo que te interesaron los mapas. Fueron pintados por un amigo mío, y no me atrevo a tocarlos por lo bellos que son. Este lugar, aunque poco descuidado, es uno de los más importantes del Reino entero: es la Biblioteca Mesopotámica.
Vientus dio una vuelta completa, mirando por doquier los miles de libros. Toda la historia de la más grande ciudad que hubiera existido, todos sus secretos y descubrimientos estaban atesorados ahí. Ese era el motivo por el que Destiny siempre estaba prevenido: los libros de los profetas y los astrólogos lo apoyaban. Muchos doctos hubieran dado su vida por estar en su lugar.
—Jamás pensé que estos libros siguieran existiendo —dijo, recorriendo con la mirada los tomos, sin atreverse a posar un dedo en ellos.
—Algunos están incompletos, pero la mayoría se conservan intactos. Pero no te he traído aquí a ver literatura, sino uno de mis artilugios preferidos, y posiblemente el más utilizado —mencionó Destiny, pidiéndole que se acercara a mirar una enorme manta, recargada sobre la pared.
Con tirar levemente, la manta cayó. Estaba ante un enorme espejo, de unos 3 metros, con un marco de plata y rubíes. Vio a ambos reflejados. Él, con un enorme signo de interrogación. Destiny, con una sonrisa plácida, como estaba la mayor parte del tiempo.
—Este espejo fue un regalo del mismo rey Faphate. Solo puede ser usado por mí. Me permite ver a la persona que desee, en donde quiera que esté en este momento.
— ¿Y a quien quiere ver con él? —su discípulo entendía menos, sentía unas enormes ganas de estrujarlo y obligarlo a decir todo de una vez.
—Tal vez ya no lo recuerdes, pero existe una persona, un solo ser, capaz de mover los hilos del destino masivamente. No de manera consciente, pero sus acciones cambian la historia. Ni él mismo lo sabe, y es lo que me preocupa. Una mala decisión en éste momento nos puede significar la existencia.
Vientus hizo un esfuerzo por recordar. Eran aquellos tiempos felices extrañamente relacionados con una guerra. En el candor de la batalla, un pequeño joven era asediado por ambos bandos para pertenecerles, y finalmente decidió la victoria para el bando correcto. Parecía casualidad para todos, incluso cuestión de suerte, excepto para Destiny, que no lo mencionó a nadie, hasta que Vientus se ofreció a servirle.
—¿Está preocupado de que él pueda ser un problema? ¿Cómo? —le parecía ilógica la manera de pensar de su maestro.
—Hace pocos días, tuve un vago recuerdo de él, y decidí volver a usar el espejo. Aquello que vi bastó para sembrar la duda. No es prueba suficiente, pero por eso mismo lo comento, para que me des tu punto de opinión.
—No sé qué pensar. Me niego a creerlo, pero confió más en lo que usted dice ¿Lo mencionan las profecías?
—Sus palabras son confusas, pero uno de los libros menciona tormentas antes de la calma, y no descarto la posibilidad —Destiny no daba un paso en falso.
— ¿Tiene alguna acción pensada?
—Sí, y creo que te va a agradar más a ti que a nadie…
Vientus vio un brillo inusual en su anciano maestro. Él llegó a conocerlo como ninguno, y vio su necesidad de escapar a la libertad. Ahora le concedía la oportunidad.
Salió corriendo por el largo corredor. No quería perder un segundo. Con los pasos más largos que de costumbre, todavía escuchó las últimas palabras de Destiny.
—Cuídate, hijo de la nueva era.
No comprendió, pero estaba acostumbrado a ello. Le agradaba la idea de formar parte de ella, y esperaba que no se equivocara.
—Aries todavía no llega, y ya tiene un hijo…— pensó con mofa, corriendo con entera libertad.

Solamente para Gantendo BS

(Sí, dice Gantendo... más adelante lo comprenderás).
Curioseando por el internet el otro día, divagando entre tantos temas extraños, que iban desde los próximos lanzamientos en la música mundial hasta historias de aficionados en foros (pese a que ya no publico en ellas, sigo esperando un buen escritor), me encontré con una pequeña y curiosa historia, la cual consideré digna de ser contada. Este es un tema nuevo en Lunaeclarum, el cual dudo mucho que llegue a hacerse fijo: los videojuegos. Claro, como a toda persona con un poco de tiempo libre, me agradan, pero no demasiado, ya que la mayor parte del tiempo tengo proyectos personales que me impiden dedicarle las horas diarias que muchos les dedican. Tema aparte son aquellas personas que terminan convirtiéndose en caricaturas de sus personajes favoritos (no voy a criticar al cosplay, no voy a criticar al cosplay...) o, en casos muy graves, siento que han perdido su conciencia entre el vicio y la vida real, mirando en cualquier objeto común algo que destruyeron, salvaron, usaron o se comieron en X juego. Aunque suene muy tentador adentrarme en el tema, por hoy nos dedicaremos a algo más interesante, a mi parecer, ya que, aunque es concerniente a los videojuegos, está más inclinado al mundo real.
Pero ya le he dado muchas largas al asunto. Hoy, en Lunaeclarum, hablaremos de Bob´s Game, el videojuego creado por una sola persona para la Nintendo DS. Su creador, un joven autodidacta llamado Robert Pelloni, le dedicó 15,000 horas de desarrollo a lo largo de seis años. El juego está enteramente desarrollado en código C, y no hay un punto en el que otra persona haya intervenido para su creación (hablando de orgullosos, ¿Eh?). Luego de tan larga, tediosa e insulsa labor, se dirigió (desconozco de qué manera) a Nintendo, esperando poder publicar su juego para su consola portátil. Según su versión de los hechos, la empresa se negó a darle el kit que le permitiría dar el paso final a su creación. Debido a esto, Robert se dedicó a hacer protestas con tal de que su juego viera la luz, que iban desde una campaña de desprestigio (sumamente humilde cabe aclarar: dijo que él solo era mejor que los desarrolladores del medio, incluyendo al conocido por todos Shigeru Miyamoto) hasta encerrarse en su habitación (como todo un niño de mami) por cien días, transmitiendo a través de una videocámara todas sus acciones, y desplegando mensajes en una pantalla de led´s). Mi primera impresión de esto fue una crítica completamente negativa: el tipo se puso como una princesa caprichosa porque la mundialmente conocida Nintendo, con todo su presupuesto, marcas y desarrolladores conocidos, se negó a publicar el jueguito que hizo con tanto amor en seis años sin que nadie supiera, el que, desde su todavía más humilde punto de vista, era el mejor juego del mundo. Ay Robert, si supieras la cantidad de escritores malos que circulan en internet con esa banderita de "mi creación va a cambiar el mundo como lo conocemos", te guardarías esos aires de grandeza, luego de caer en la cuenta de lo ridículo que esto es.
¿Te preguntas de qué trata el juego? Ese es un punto muy importante en este recorrido. La historia gira en torno a un joven llamado Yuu (cuanta imaginación...), cuyo mayor deseo es el mejor juego del mundo (¡Por Dios, creo que estoy viviendo un Déjà vu!), el cual, luego de una intensa búsqueda, resulta ser uno creado por un sujeto llamado Bob, el videojuego: Bob´s Game (Hasta ese punto, dejó de ser gracioso para convertirse en patético). Basicamente, se trata de una aventura tipo rol con uno que otro minijuego (muy conocidos, como el clásico Tetris), en el que llevaremos a Yuu en su cacería de videojuegos de la compañía Gantendo (¡Te dije que así se llamaba! Y no, no es ninguna clase de plagio), hasta terminar enfrentándose a Bob en su propio juego, el ya mencionado mejor juego del mundo, en un torneo mundial vía Wifi de la Gantendo BS (la DS de su mundo paralelo). Aquí es preciso mencionar el hecho de que el tipo se hizo un alter ego y de pasada otro al juego mismo dentro de él. De ahí podemos sacar otra deducción: en esos seis años, a este sujeto se le escapó la modestia por una ventana, sin dejar una carta de despedida, pero dejando en claro que no regresaría jamás. Hay un hecho curioso dentro de la historia del juego, pues dentro de la misma el ya muy mencionado Bob´s Game es finalmente publicado en una supuesta fecha de lanzamiento real, cosa que no concordó con el mundo, ¿A qué viene esto? A la historia detrás del desarrollo, la cual es más entretenida que toda esta tontería del mejor juego del mundo y su exceso de fanfarronería.
Pues resulta que nuestro estimado Robert ocultó la verdad de su historia al mundo llegado cierto punto. Él propuso la publicación del juego a Nintendo presentando unas imágenes del mismo, y la empresa accedió a publicarlo, pero inexplicablemente "Bob" se negó de pronto... esa es la versión de la empresa, con la que yo me quedó, no por apoyo a una multinacional, sino por las deducciones posteriores. Robert cantó a los cuatro vientos que su bebé había sido rechazado y que haría de todo con tal de ver materializado su sueño (me viene tanto a la mente el término "Drama Queen" mientras escribo esto), llegando al dichoso encierro finalmente. Nos encontramos actualmente en este punto, quedando con esto como evidencias para formular una conclusión: el juego no fue publicado, posiblemente porque a Nintendo ya se le olvidó el muchachito que fue un día, y ya se pasó la fecha en que supuestamente el juego sería lanzado según el juego... fácil de entender, ¿No?
A mi parecer, el tipo quería trasladar la historia de su videojuego al mundo real. Me parece sumamente factible el hecho de que Robert se negara "así de fácil" ante Nintendo, permitiéndose mostrar al mundo lo que le hicieron, prometiendo (cual héroe de juego... ahora veo ejemplificado todo lo que comenté en el inicio de ciertas personas) que algún día sería publicado. No le cuajaron las fechas, y ahora por sus excentricidades posiblemente su trabajo de seis años se vaya por el caño (o se quede como muchos otros: para adornar el estante). Una muestra de lo que yo considero desesperación es que decidió lanzar al mundo una demo jugable de Bob´s Game hace algo, en el que por fin se pudo observar y sentir al mejor juego del mundo en acción. A mi parecer (no lo jugué, vi un par de videos en Youtube) tiene gráficos de RPG Maker.
Reconozco el trabajo que hizo como desarrollador (¿Ponerme yo a programar en C un juego desde cero, yo solo? Preferiría tocar de casa en casa para pedir trabajo), pero la manera en que se desenvolvió Robert Pelloni como publicista fue pésima. Eso demuestra que los ingenieros deberíamos llevar materias de humanidades también (¿No había mencionado que eso estoy estudiando? Detalles...), para luego no andar queriendo que ocurran las cosas tal y como las soñamos alguna vez, encerrados en nuestra habitación, acompañados por nuestra consola de última generación, creyendo tantas cosas que nos enseñaron esa bola de discos que tan costosos nos han salido. Lástima Robert, pero a mi parecer, Bob´s Game saldrá solamente para tu Gantendo BS...
Triste, pero cierto, vivimos en un mundo de humanos, y cada cabeza es un mundo... moraleja: no intentes pasarte de listo anticipándote a lo que otros harán, alguien podría patearte el trasero de último segundo.
Quiero anexar, para aquellos curiosos que deseen introducirse en el mundo de Robert Pelloni, el trailer que hizo de su juego en Youtube. Con él, supongo que cada quien sacará sus propias conclusiones.
De la misma forma, aquí les dejo también la página web del juego, la cual no es de mucha ayuda, ya que no tiene mucho... pero, si más no me equivoco, desde ahí se puede descargar la demo del juego.
No me quiero despedir sin antes agregar algo. Próximamente Lunaeclarum tendrá su propio correo electrónico, donde recibiré toda clase de correspondencia que cualquiera desee enviar (excepto cartas cadena, mi religión me prohíbe abrirlas y volver a hablarle a quien la envió). Con una promesa como tarea, espero verlos por aquí de nuevo, cuídense. Un saludo.

Suerte, para todos hay

Hoy mi mochila se rompió. Uno de sus costados perdió una parte de la cubierta, causando que se saliera el forro y dando un aspecto de tripas salidas. Es comprensible, está ya vieja. Aproximadamente cinco años a mi lado son más que suficiente para un objeto hecho de tela, que ya más parece trapo que mochila, pero que, viéndola ahí, tirada tristemente en el suelo, me hizo darme cuenta de una parte tonta de mi ser, y de todos los seres humanos: la necesidad de tener algo en que depositar la fe y la confianza, un objeto que nos dé seguridad.
Conozco a más de uno que porta una medallita de tal o cual santo, un rosario o un escapulario. De pequeños les enseñaron que ese objeto inanimado les protegerá dependiendo de su función, hace poco me enteré que hay santos de todos sabores para toda ocasión, así que hay que asegurarse de no pedirle seguridad al santo de la salud... dudo que te haga caso. Es muy respetable y hasta cierto grado bueno, ya que, confiados en lo que portan, salen a la calle sin temor alguno, y como dicta la ley de la atracción, obtendrás lo que esperas (o puede ser que sí funcione su amuleto, esa ya es falta mía de fe y un gran tema aparte), ya sea el amor de tu vida, suerte para los juegos de azar, o la fortuna de no encontrarte con un delincuente (de esos que casi no hay en nuestras ciudades) y que te despoje de lo que traigas puesto, incluyendo tu artículo de buena suerte. En contra de todo pronóstico y de la misma lógica, funciona, no me preguntes cómo, porque eso ya sería hablar de corrientes filosóficas muy altas, esas a las que sólo se les puede alcanzar haciendo uso de ciertos "estimulantes"... cosa que no hago ni espero hacer.
Volviendo al tema, hay otros que no entran con la religión, sino que simplemente eligen un objeto y lo bautizan de un día para otro como mágico o de la suerte. Todos hemos visto (o sido) alguna vez un chico con su camiseta de la suerte o el lapiz especial para sacar puros dieces en los exámenes (o mínimo pasar, depende de la necesidad y el autoestima de cada uno). Estamos rodeados de ellos, creyendo vehementemente en que sólo eso será capaz de sacarnos de un imprevisto en esos tiempos de crisis en que ni rezar el rosario entero hará que se nos vaya lo salado. Di lo que quieras, pero te aseguro que por más escéptico que seas, guardas por ahí una camisa que te pones en ocasiones especiales (ajá, seguramente es porque resalta el color de tus ojos) o, en el peor de los casos, esa ropa interior que es capaz de atraer inevitablemente a las damas.
¿Por qué me dio por decir esto? La razón es que, para mí, esa mochila, fea y sucia (en su vida útil, solamente ha tenido dos baños) ha sido tal vez el amuleto que mejor me ha funcionado. Fue el refugio de mis primeros pininos en la literatura; me acompaño a lo largo de los cruentos años de bachillerato, e incluso fue mi único acompañante cuando vino el cambio de ciudad con el fin de proseguir los estudios. Incluso me ayudó en una ocasión a salvar el mundo de una morsa gigante con colmillos radiactivos, utilizando solamente dos mondadientes como arma y a Barney el dinosaurio homosexual como munición... pero esas son historias privadas entre mi fiel compañera y yo.
Cabe destacar el hecho de que sí he comprado otras, pero por algún motivo inexplicable siempre termino volviendo a ella. Sí, todo quien ve mi armario con dos o tres mochilas en buen estado, me pregunta que hago cargando mis útiles en un costal despintado. ¿Qué van a saber ellos? Cada quien encuentra su fortuna en algo... yo no digo nada del llavero de pokemón que les regaló su papá a los diez años y que todavía utilizan.
Este es un tributo a ti, mi herida y cada vez más fea mochila, sé que entre tu mugre y tus ya muchos remedos se encuentra esa suerte que me ha sacado de tantos apuros (eso me lleva a preguntar, ¿La suerte huele agrio o nada más en mi caso?). Un poco de hilo, una aguja, y estarás lista para continuar nuestro camino, a donde quiera que éste sea.
Un saludo, y nos leemos en otra ocasión.

Nostalgia Cap. 5

Hola. Hoy, como ya se está haciendo costumbre, aquí traigo el capítulo semanal de Nostalgia. Espero que sea de su agrado, y que comiencen a comprender la historia (cualquier duda, aclaración o sugerencia será bien aceptada). Sin más, aquí lo tienen.
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V: Castillos En La Arena
El fango había entrado hasta en sus encías, pero no le importó. Se incorporó con calma, limpiándose lo poco que podía. No podía pensar en otra cosa que no fuesen las imágenes de su sueño. Los gritos, el caos, eran lo que nunca había visto como solución.
Estaba sumamente cansado, extrañamente. Más extraño fue notar la falta de sombra. Lo alivió el acto, pues demostraba que no había sido un sueño, del todo. Era estremecedor, una señal de “no hay marcha atrás”.
Sus pensamientos fueron arrancados de tajo por un fuerte golpe en la espalda. Un par de garras que lo derribaron en peso. Se levantó prontamente, teniendo de frente a un imponente cuadrúpedo de rasgos felinos y agilidad enorme. Eran muy comunes en aquella región, pero no por ello menos peligrosos. Ya se había topado con algunos en otras ocasiones, pero nunca tan cansado como hoy. Dependía su vida de que se defendiera de aquel feroz lobo.
No tardó mucho en ser derribado de nuevo por una embestida del animal, quedando de cara al fango. No se levantó. Las fuerzas le flaqueaban. En parte deseaba ser atacado y sucumbir antes de llevar a cabo su disparatado plan. Mientras esperaba la garra que lo atravesaría escuchó un fuerte estruendo, y un agonizante rugido.
Luchó por pararse, y lo consiguió no con poco esfuerzo. A su lado estaba la bestia, dando los últimos alaridos de una lastimera agonía con un humeante agujero en la yugular. Se limpió un poco el fango del rostro para encontrarse con aquel que le salvó la vida.
A unos cuantos metros, se encontraba un joven con una pequeña pistola de mano, que sonrió con un brillo amistoso. Su cabello era más largo de lo usual, llegando hasta su cintura, y era de un curioso azul resplandeciente, que en el sol parecía un espejo. Su vestimenta era cómoda. Pudo tratarse de un cazador si no hubiera sido por el más curioso de sus detalles: en su rostro colgaba un antifaz.
— ¿Quién demonios eres tú? ¿Un superhéroe? —le preguntó Falcon, entre molesto e intrigado.
—Soy un viejo conocido, pero no deseo revelar mi identidad —su tono de voz le pareció sumamente familiar, pero no lograba recordarlo, como muchas otras cosas.
—Gracias… siento mi reacción, pero no he tenido un buen día —contestó. Después de todo, había salvado su vida. Importaba un bledo quien era, tarde o temprano habría de seguir su camino.
—Entiendo, no hay problema, yo te conozco de hace mucho tiempo, y solo es un favor comparado con lo que hiciste por mí.
—Cómo quisiera recordar quién eres, pero simplemente no puedo… —ésta clase de situaciones solían hacer sentir a Falcon como a un tonto.
—No importa, si puedo ser de ayuda para algo más, tan solo dilo. Puedes confiar en mí, no creo que vuelvas a verme de todas maneras —aún con el antifaz puesto, se veía triste.
—Está bien, siéntate, voy a contarte un par de cosas algo extrañas…
Y así comenzó Falcon el relato de lo recién vivido, teniendo como prueba fehaciente su falta de proyección en la luz. Al principio, pensó que el desconocido estaría escéptico, pero extrañado lo escuchó de inicio a fin, sin objetar nada, como si se tratara de lo más normal del mundo. Cuando por fin concluyó, volteó a mirarlo fijamente, y le dijo con indiferencia.
—Construyes castillos en las nubes.
— ¿A qué te refieres?— preguntó Falcon, extrañado.
—Estás pensando en formar un sueño en la realidad que simplemente no se puede. Piénsalo por un momento: como un joven como tú, con tantos conflictos de personalidad e inexperto, podría llevar a cabo un plan de venganza, que por cierto me parece sumamente infantil.
— ¡No se trata de una venganza! —renegó Falcon —sino de recuperar todo aquello que alguna vez significó algo para mí, ¡quiero mi vida!
—Muchos la quisiéramos, pero no somos los que hemos de tomar la decisión de si la merecemos. Hay muchas fuerzas que afectan la vida, Falcon, y no podemos contra ellas.
— ¿En serio? Creo que no me conoces tan bien como piensas.
—Te conozco mejor de lo que crees, pero no he de ser yo el que evite que cumplas un sueño. Más algo si he de decirte, no vas a afectar en lo mínimo a los inocentes.
— ¡Tú que sabes de inocencia! Nadie en este mundo es inocente en realidad.
—No tiene caso hablar con alguien que vive de sentimientos intangibles. Veo que no has cambiado en nada, todavía estás aferrado a todo, hasta a tus errores.
— ¡Eres un estúpido! —fue lo último que atinó a decir, antes de lanzarse contra él, cual animal feroz.
Forcejearon por un momento sobre el suelo, dejando atrás la pequeña arma que salvara su vida. Durante todo el tiempo, Falcon dominó la situación, gritando insultos mientras golpeaba sin pensar. El otro sujeto se defendía, pero no hacía intento por atacar.
A la primera oportunidad, el joven esquivó un ataque, y se dio a la fuga sin decir más.
Cerca, Falcon encontró entre el fango la pistola. La tomó y comenzó a recorrerla con la vista, tratando de encontrar una pista de la identidad del dueño. Parecía irreal, no hecha en los alrededores, con una tecnología bastante avanzada para ser de tan compacto tamaño. Sin embargo, encontró algo que lo hizo pensar: sobre el gatillo del costado derecho se encontraban, finamente talladas, las siglas H.A.
Éste par de letras le trajo vagos recuerdos, sin forma alguna, que luchaban por salir a la superficie de una mente densa y oscura. Una jaqueca se asomó mientras se incorporaba para ver el horizonte. El sujeto tenía razón, se conocían de antes, y tal vez él lo conocía mejor de lo que pensaba.
No podía olvidar sus palabras, tan contrarias a lo que la Sombra le dijo. No podía vivir de un sueño pasado, ni crear un futuro a su gusto a costa de los demás. Deseaba tanto hacerlo, que estaba dispuesto a romper la regla. ¿Quién era él para hacer su voluntad? No lo sabía ciertamente, pero estaba seguro de que, con la ayuda adecuada, lo lograría. Y sabía perfectamente a quien podía acudir.
No había vuelto a pensar en ello, pero de no conseguía recordar detalles tan esenciales como un rostro. No tenía idea de cómo ocurrió, pero sus primeros recuerdos, los días de escuela, eran el motivo más dulce que tenía para luchar.
Fue entonces cuando pensó –sí, estoy forjando castillos en las nubes, pero en ellos voy a vivir eternamente, aunque no lo comprendan— una multitud de nombres le vinieron a la cabeza, figuras familiares que desearía olvidar.
Castillos o no, su mente era a final de cuentas, una nube.

Ardua labor



No hace mucho me encontraba en la escuela. La clase más tediosa en la hora menos indicada: mediodía. El aburrimiento era equiparable a la cantidad de sueño, por lo que el menor descuido del profesor era una clara invitación a quedarse dormido, o a salir huyendo por la ventana más cercana (cosa imposible, dado que las ventanas del sitio son de tipo baño y están en la parte más alta de la pared... emulando una cárcel). Ahí me encontraba, luchando contra la inconsciencia y el mantener un gesto decente en el rostro, cuando encontré algo que llamó mi atención: sobre la banca, lleno de toda clase de "arte urbano", había una línea, hecha más a lo tarado que de costumbre sobre la nada, seguramente dejada como legado por alguien igualmente de aburrido que yo. De por sí es difícil para mí mantener la atención centrada a algo, pero comencé a darle forma a esa línea de lo que fuera. Puedo decir que el tiempo comenzó a transcurrir ligeramente más rápido, y que la voz del profesor se convirtió en un lejano susurro adormecedor.Comencé algo con lo que proseguí por unos cuantos días más, y que ahora quiero compartir con ustedes como la ardua labor de un estudiante en las aulas:















Hay que admitir que toma tiempo, paciencia, y muchas ganas de perder el tiempo el hacerlo. Además quiero aclarar que no soy alguna clase de vándalo: la banca ya estaba horrible, entre garabatos de "éste ama a ésta", "El juancho rulz" y no sé que tantas otras estupideces. Le hice un favor a la humanidad al mejorar el aspecto de esa cosa... o ponerlo menos peor.
PD: No repitas estas acciones, ¡Son malas!
PD2: Cuida tu escuela, pon atención a tus maestros y estudia mucho... pero de vez en cuando vive un poco fuera de eso.
PD3: No es la primera vez que dejo así algo... ni la última.

In memoriam

Hago esta entrada porque siento que debo hacerla. Ya sé que no está programada y que tal vez no tenga mucho que ver con el contenido del blog, pero se trata de un asunto de fuerza mayor que siento que debo escribir. Pasó hace ya más de un mes, pero mis distracciones me impidieron saberlo. Hoy me encuentro con la trágica noticia: Steve Lee, de Gottard, ha muerto en un funesto accidente de transito.
El 6 de Octubre, cerca de Las Vegas, había dejado la autopista por la que circulaba su banda en motocicletas para cambiarse de ropa, ya que súbitamente les sorprendió un aguacero. Un trailer perdió el control debido a la lluvia, impactándose contra una de las motos y golpeando a algunos del grupo, terminando con la vida de Lee.
Pueden tacharme de trágico, pero para un seguidor del hard rock como me considero, significa una gran pérdida. Era un talento que todavía tenía mucho por dar a la escena mundial, potentes canciones y sentimentales baladas que ya no verán la luz. Personalmente, lo conocí gracias al último album de Gottard: "Need to believe", y me quedé prendado de su estilo. La maravillosa manera en que el grupo estaba renaciendo el esplendor del rock ochentero era admirable, logrando revivir lo que muchas bandas terminaron por mancillar y convertir en subgéneros raros y sin mucho sentido. No puedo decir mucho de su persona, dado que no tuve el placer de ir a uno de sus conciertos, pero me permito citar el comunicado de prensa de su discográfica, Nuclear Blast:
"Steve Lee siempre fue consciente de lo que le rodeaba, un caballero, con un toque muy personal, Entendió como ningún otro como disfrutar la vida sin ir demasiado lejos, para él, la fiesta y el alcohol eran algo que disfrutaba con mucha mesura. El vocalista vendió millones de discos con Gotthard, muchos de ellos llegaron a platino, doble o triple, algo que sin duda está a parte de su gran calidad como persona."
Descanse en paz, Steve Lee, te recordaremos por las grandes piezas que le has legado al mundo.

Tan común como la noche

Hace poco pasó algo que me hizo cuestionar nuevamente mi fe en la humanidad. Caminaba apaciblemente por la calle, divagando entre una y mil ideas sobre las piedras que pateaba al avanzar, el dolor de muelas y la dominación mundial... cualquier cosa para pasar un rato entretenido antes de llegar a mi triste destino: la escuela. Pues bien, resulta que de pronto me vi de frente con un espécimen que parecía provenir del mismo infierno: cabello negro (un 200% seguro que era falso), piel blanquísima, uñas pintadas oscuras, ropa enteramente negra y entallada, coronada al final por un sinfín de remaches y pinchos metálicos. Toda una estatua a los movimientos gótico, dark y no sé que tantos otros que han salido con el mismo look de monstruo infernal, esclavo de Satanás, etcétera, etcétera. Me imaginé al tipo llevando almas al infierno con una música estilo Death Metal como fondo, mientras un montón de sujetos con mata larga cabeceaba euforicamente al unisono, ¿Qué más se podía pensar de semejante sujeto? Bueno, que el par de neuronas que le quedaban serían tostadas a fuego lento gracias a su atavío, ya que no estamos en la ciudad debida para eso (el sol está del carajo, pues).
Estaba por pasarme de largo, esperando que no intentara clavarme los colmillos mientras me alejaba, cuando todo lo que vi se fue al traste, cortesía del potente par de audífonos que traía. Alcance a escuchar, sin dejar una pequeña cabida a la duda, una canción pop de moda, ¡El tipo no era nada más que un farsante! Ese aspecto de vampiro atemporal no era más que una máscara para verse "interesante" o algo parecido (o quería broncearse sin ir a la playa, yo que sé). Así fue como surgió la idea de esta entrada, remembrando aquel concepto que una vez escuché por algún sitio y que vino a dar claramente al clavo: "poser".
Es algo de todos los días. En cualquier parte te puedes encontrar a alguien que, con un fin tan insignificante como su existencia, usa ropas o actúa como un grupo al que claramente no pertenece, pero sus fines le transportan a un mundo alterno en el que él se ve como ello, y es mejor que no intentes sacarlos (otro de sus muchos aspectos es que son extremadamente necios para defender sus "creencias"). Lo más común es encontrarlos del tipo como el que yo vi (falsos intentos de roquero, metalero, gótico, etcétera... que al final no son más que emos), lo cual es peculiarmente extraño a mi parecer, ya que no son grupos muy numerosos ni elitistas. Triste es el caso de quienes intentar fingir una acomodada posición económica con un par de cambios de ropa de marca y un automóvil medianamente decente; terminarán hipotecando la casa de sus padres para mantener una mentira que no los llevará a ninguna parte... y aún así hay muchísimos que lo intentan. Pero bueno, hoy me quiero concentrar en el ejemplo anterior: los falsos escuchas de rock, ¿Por qué? Pues porque es la música que yo escucho, es de donde puedo opinar, y finalmente, porque es más divertido burlarte de un sujeto que se dice "el ángel caído 9000" a un pobre diablo que se gasta hasta las trancas con sus amiguitos "nice".
Pues bien, transportémonos a un claro ejemplo. Imagina un grupo de personas en la calle, de entre los que alcanzas a distinguir uno que otro inadaptado vestido de colores oscuros, portando medallones con pentagramas, cabezas de cabra, cintas de cuero con picos, una cara llena de perforaciones (que van de lo nefasto a lo grotesco) y, casi seguro (es como un sello inconsciente) algún calzado de moda que ellos consideran "maligno": tenis vans, converse, botas militares (de trabajo si no les rindió el dinero). Te puedo asegurar que el 100% de estas personas son posers, ocultando al público su moderno teléfono celular lleno de canciones de Green Day, My Chemical Romance y ese tipo de grupos modernos y completamente comerciales (vendidos). Pero eso sí, en caso de que les cuestiones algún punto sobre su "manera de ser", te saldrán con una sarta de palabrerías para hacerse pasar por conocedores de la materia. En realidad resulta que leyeron un poco y se inventaron lo demás, o creen que porque les gustó el tipo de música ya pueden pertenecer al grupo. Peor resulta saber que desconocen el género de dicho grupo (escuché una vez decir a uno de estos especímenes que él era gótico porque My Chemical Romance es un grupo de música gótica... por favor, hagan de cuenta que nunca puse eso). Y el colmo es la clásica respuesta rebelde que te darán cuando les preguntes: ¿Y por qué eres gótico/roquero/farsante? Alzarán el pecho, te mirarán con ojos fulminantes, y dirán con la mejor voz fingida que puedan: ¿Por qué no?
Casi me orino en los pantalones la primera vez que lo escuché...
Hay un caso particularmente peor que no me he logrado explicar: los sujetos van disfrazados como nobles de la edad media alegando ser o haber sido vampiros, tener chorrocientos años y salir en las noches a beber sangre de doncellas vírgenes a la luz de la luna. No voy a hablar de ellos porque temo que se me aparezcan alguna vez e intenten morderme con sus dientes llenos de caries (normalmente ni siquiera toman alcohol, son niños inmaduros que su mami no les deja salir de noche, por eso se inventan esa vida "oscura" mientras comen golosinas en su habitación). Eso sí, tendría que ser a mediodía para que puedan salir, y tendrán que arriesgarse a que el sol derrita su bello maquillaje vampírico y el disfraz les cueza los órganos internos. En esta subdivisión de estilo hay quienes incluso alegan ser demonios encarnados que vienen a llevarse las almas a no sé donde para hacerles no sé qué (prefiero no saberlo, igual y creo que todos sabemos que no es más que la consecuencia de haberse sobrepasado con los videojuegos lo que tiene a estos sujetos tan fuera de la realidad).
En lo personal preferiría el término farsante para estos sujetos, aunque se me ocurren muchos otros... que por respeto no diré (No tiene mucho caso fingir, la verdad, ya se me ha salido una que otra palabra indebida mientras escribo).
Antes de irme, quiero aclarar que, como en todo, hay sus debidas excepciones. Personas que conocen a la perfección el lugar en que se encuentran y en donde se desenvuelven. Aquellos que saben el porqué de cada colguije y lo usan con respeto (no como un accesorio de moda o para verse amenazante). Que ven el movimiento como una forma intelectual y no como una pose interesante; que ven una forma de cultura y un sitio donde desenvolverse con otras personas con intereses afines. Si tú eres un poser (¿Para qué nos hacemos? El que lo es, lo sabe), y respetas o admiras ese modo de vida, deja de ridiculizarlo y vuelve a tu redil, igual y hay millones que escuchan reggaeton, que admitas que te gusta no es tan malo... sirve que conoces al verdadero demonio el día que te lleve.
Bien, me despido por hoy, esperando encontrarme el día de mañana con más personas auténticas y menos farsantes, porque es mejor admitir lo que se es: tienes menos probabilidades de que te pateen el trasero.
Hasta otra.

Nostalgia Cap. 4

IV: Se Alza El Sol
En la eterna noche vivía, con un manto de estrellas cercanas como testigos. Fue el camino al que la vida lo guió, y nadie estaba para escuchar cuanto lo odiaba. Los días de acción habían pasado, dejando un eterno tedio, alimentado por las ganas de abandonarlo todo y hacer un intento por ser libre.
No daba ya siquiera rondas de vigilancia, pues todo debía de estar tal y como lo dejó la última vez. Caminaba para estirar sus cansados músculos, para salir de la rutina de la silla, albergando la esperanza de una sorpresa.
A eso se había reducido la vida de Fox. Él, uno de los más famosos doctores del planeta Silente, ganador de múltiples premios por variados méritos a la vez. Él, una de las piezas clave en la aniquilación del grupo de los Iluminados, reducido a un velador. Era como él mismo veía la situación.
El mencionado planeta, Silente, era uno de los pocos que gozaba de una atmósfera idéntica a la de la tierra, y cuya creación fue igual. Humanos habían declarado suyo el lugar, y gracias a ellos los terrícolas disfrutaron de grandes avances tecnológicos cuando los Silentes descubrieron la tierra y se forjaron grandes lazos de amistad y negociación. El más importante fue precisamente la nave espacial factible, que consumía menos combustible que las inventadas por los humanos terrestres, aparte de alcanzar mayores velocidades.
El equipo Halcón Azul había estado inactivo desde la desaparición del grupo Iluminado, ofreciéndose Fox gratamente a continuar con la tradición del escuadrón, luego de qué todos sus miembros volvieran a su planeta natal: la tierra. Ellos eran solo unos jovencitos, faltándoles todavía mucho para poder llevar la carga que el escuadrón significaba. Pero Fox estaba preparado, y ser heredero a tan honorable cargo fue una oferta que no pudo rechazar.
Desgraciadamente no hubo otro trabajo para el escuadrón. La paz comenzó a reinar tan aburridamente, que ya nada de lo que contenía la base Azul hacía falta. El enorme recinto era gobernado por un silencio sepulcral y por recuerdos de su único habitante.
En años, sólo había hablado con el sujeto que se encargaba de proporcionarle suministros, una vez cada seis meses. Eran tan esporádicas sus charlas, que al final Fox optó por dejarle notas, fingiendo que no estaba, y que dejara las cajas en la entrada. No fue porque no le agradara el sujeto, simplemente no era el tipo de compañía que anhelaba.
A ciencia cierta, ni él sabía lo que deseaba. Sus decisiones siempre fueron premiadas en su planeta natal, pero ahí no tenían mayor relevancia. Hasta tener al universo como vecino se estaba tornando aburrido.
—Si sigo pensando así, me voy a volver loco —decía en voz alta. Sus palabras resonaban en todo el lugar, contando entre los ecos historias fantásticas, que combinaban el pasado con ideas extrañas, teorías propias, y “si hubiera's” para hacer más interesantes esas historias. Los finales tristes se hacían felices, antes de que se perdiera entre ideas de universos paralelos y pensamientos sobre cómo solucionar problemas en Silente cuando se decidiera a dejarlo todo y regresar.
Ahí se encontraba el hilo de su reciente desespero. Desde que esa idea cruzó por su mente, no pudo abandonarla al olvido. Era tan tentador volver, encontrar todo aquello que dejó atrás, reconciliarse con la historia verdadera y comenzar a vivir de nuevo. Lógicamente, vigilar una bodega polvosa por el resto de la eternidad no lo era.
Sin embargo, conservaba el miedo de que, en cuanto se ausentara, algo o alguien entrara en el lugar, dando un mal uso a los tesoros del escuadrón. En manos inadecuadas, esas armas podrían ser el motivo de una guerra. Sinceramente, él ya dudaba que todavía funcionaran.
Ya muchas semanas llevaba con el pensamiento de volver. Se encontraba haciendo un sistema de seguridad hermético, para convencerse de que así nadie entraría, e irse por fin. No era confiable en un ciento por ciento, pero era una manera de sentirse seguro.
—Pronto, Fox, muy pronto… —gritaba, para que el eco lo alentara a seguir. El sistema estaba ya casi listo, pero ocurrió un pequeño problema que le hizo dudar del plan que ya tenía.
Ruidos se escucharon en uno de los confines del lugar, por lo que tomó su confiable pistola (un modelo pequeño pero poderoso), y se puso en marcha, con una extraña felicidad en su interior.
Pronto dio con el origen. Era un cuarteto de hombres, todos armados, que discutían sobre el origen del armamento que acababan de encontrar. Uno de ellos delató su calaña: eran vendedores de artículos robados. No era casualidad que hubiesen encontrado la base, ni tampoco que llevaran armas.
Tomando aire, se lanzó contra ellos. Los disparos no se hicieron esperar, ni tampoco la satisfacción de Fox, que sentía que estaba recibiendo un regalo.
No tardó mucho. Ya en unos minutos se encontraba en la sala principal, con cuatro hombres amarrados, mirando al espacio desde su silla de control. Pensaba en soltarlos y luego perseguirlos de nuevo cual ratas, pero era más importante juzgar el sistema de seguridad. Como no detectó a los intrusos, había fallado la prueba, así que no podría cumplir su sueño de irse.
Volteó a ver a sus presas, que con miedo le imploraban que no eran culpables, que otro hombre les había contratado. No le importó, algo tendría que hacer con ellos y no iba a ser liberarlos. Tal vez le pareció cruel, pero tuvo un plan.
Los soltó de sus ataduras, pero cuando estaban huyendo, con un certero tiro vació el tanque de combustible de su nave, por lo que los bandidos se quedaron atrapados en el satélite donde estaba montada la base. Ahí vagarían por un buen rato, hasta que se le ocurriera algo para mejorar el sistema.
La materia prima se agotaba, incluyendo su paciencia. Esos mediocres ataques espontáneos eran la única emoción. Finalmente, lanzando al suelo el control de seguridad, encontró la decisión que tanto había deseado.
Esa eterna noche estaba mermando la brillante mente, las ideas se le habían agotado irremediablemente; obsesionado con volver al sitio que lo vio nacer, no vio la posibilidad de tomarse un receso en pos de recuperar la cordura. Sería el destino, pero ver al cuarteto de bribones tratar de huir, le dio una solución ideal a su problema.
La base estaba muy alejada de su planeta natal, pero muy cerca de otro, del que provenían todos los demás miembros del escuadrón. No tenía porque alejarse mucho, sólo era cuestión de darse unas pequeñas “vacaciones”, y luego volver a su puesto. Le encantó, volvería a ver a sus amigos, y el cielo sobre él sería azul otra vez.
Tomando el control de una de las naves empolvadas, fijó el rumbo al sistema solar, cuando recordó a los criminales. Los encontró cerca, planeando tomar la base. No tardó mucho en volverlos a empaquetar, para subirlos luego a la nave, y emprender la travesía.
Los dejó en el primer planeta con atmósfera que vio. Estaba inmensamente feliz, lleno de imágenes de reencuentros y gratas compañías, incluso de un amor inconcluso. No había pensado en él desde hacía mucho tiempo por tratarse de un imposible, pero ahora lo veía con ilusión.
—Angel… que habrá sido de ti… —pensó. Esa silueta borrosa, que los días acabaron por difuminar, comenzaba a esforzarse por volver. El amor no era la prioridad de un doctor de su categoría. Él, un apasionado empedernido, no podía evitar pensar en un futuro utópico donde la felicidad fuera plena en todos los aspectos, no solo en el triunfo sobre la investigación y los descubrimientos.
Mientras conducía esperanzado, pensó en que habría reclamos por su abandono, así que decidió ocultar su identidad. Un botón oprimido, y le fue dado aquello que le serviría de rostro.
Vio al astro rey alzarse a lo lejos, recibiéndolo con candor. Ese espectáculo del que pocos podían ser parte, era hoy solo para él. Aún ahí, en la eterna oscuridad del universo, puede una chispa dar luz. Puede haber un nuevo amanecer para el desesperado.
—Para todos se alza el sol —dijo Fox, confiado —incluso para mí.