Hoy desperté con una nueva actitud. Suelo repetirlo varias veces cada mañana, lo admito, pero luego suelo caer en las redes del tedio y termino siendo el mismo negativo de toda la vida. Me hieren las palabras ajenas, pienso que la vida me debe algo y que no debo luchar por ello, o simplemente me enfado porque mi navegar no me llevó a la costa que esperaba. Motivos sobran para dejarse caer, siempre han habido y siempre los habrán, más es cierto también que sobra aquello que nos hace sonreír, que hay más en los rostros de la gente que aquello que te dicen ser, que un simple detalle puede marcar tu día, un día común, y convertirlo en el instante que esperabas para decir "hoy voy a ser feliz".
De ahí viene mi nueva actitud. Hoy no voy a decir que cambiaré, que seré una persona nueva y retomaré esos sueños oxidados de la infancia, los cumpliré y seré tan feliz como en aquel entonces me lo propuse. No, ya es tarde para pensar en un ayer que por mucho tiempo se vio como una utopía y no como lo que realmente era: una fotografía de lo que no volverá, sensaciones agradables y agridulces que no serán más, y que compartirán un mismo destino: la nostalgia.
No se trata de dejar de luchar, sino de superarse y aprender una simple, pero máxima regla de vida: no se trata del buen día que tengas, sino de lo feliz que fuiste con el día que se te ofreció. Veinticuatro horas para disfrutar de tantos sentimientos, de embriagantes situaciones que te enseñan a cada momento el camino que elegiste, poniéndote enfrente las encrucijadas que te quedan por vivir. No te adelantes, una a la vez y verás que la vida por sí sola va tomando forma, mientras tanto, disfruta el camino a tu lado, las personas que te acompañan y te apoyan, la simpleza de las cosas complejas y la complejidad de lo simple. Mucho puedes pedirle al cielo, pero ten siempre por seguro que no se te da más de lo que puedas controlar. Ya bastantes personas se han perdido por esa oportunidad que no les pertenecía, pero que arrebataron y fue su condena.
Disfruta pues, de todo lo que te rodea, sin pensar que mañana serás otra persona o emprenderás nuevas empresas, ¿Para qué, si ya tienes hoy todo lo necesario para llegar hasta ahí? Nadie te detiene, excepto tú mismo y la sensación de incertidumbre, ese miedo a lo desconocido que se debe acallar a toda costa.
Hoy desperté decidido a ser yo mismo, y así será. La vida es muy corta para esperar, pero muy larga si la pasas en una espera.
Saludos.