lunes, 14 de marzo de 2011

Santos de la moda

Tengo sueño. Tuve un pequeño viaje en la mañana (MUY en la mañana), lo que conlleva despertarse temprano y, por ende para algunas personas como yo, el perder un poco el hilo de coherencia del mundo. Esto es a veces bueno, a veces no tanto (conozco personas que usan este lapso de incoherencia como plataforma para idear historias... pero no lo considero una buena idea del todo, simplemente porque no están bien pensadas ni siguen una lógica dentro de lo normal). En fin, me encontraba en un camión atestado de personas, lo que significaba claramente que no habría manera de dormir un momento antes de llegar a mi destino, por lo que, haciendo uso de mis audífonos, celular y una selección de canciones favoritas, me dispuse a dar rienda suelta a mi pensamiento, cuidando, claro está, se seguir consciente en el trayecto.
Fue entonces que noté algo raro. Cambiando entre las canciones, noté que, a pesar de seguir todas el mismo género en particular (el rock), la mayoría eran muy distantes en sonidos entre sí. Lo primero que pensé fue: "algunos puristas me matarían por esto" (o posers, al fin y al cabo vienen siendo lo mismo: motociclistas vestidos con prendas de piel que en secreto escuchan a los Jonas Brothers), pero luego me vino a la mente un pensamiento, como no hacía en algo de tiempo, lo suficientemente decente como para inmortalizarlo en Internet, vía este, su blog: las diferencias entre las personas, tan marcadas entre algunos y borradas por otros, pero que al fin y al cabo son lo que le dan chiste a esta mugrosa y típica vida.
Si has leído este blog desde hace un tiempo (o me conoces en persona), sabrás que soy una persona un tanto contraria a ciertas costumbres de la sociedad, pero en especial a una: la maña de la juventud a seguir tendencias. No sé qué gen me faltó al nacer (o si el doctor me tiró por error al piso en cuanto vi mi primera luz), pero tengo la fiel costumbre de sentir aversión a casi toda clase de moda, desde la música (¡Dios mío! ¿Por qué creaste el reggaeton?) hasta la vestimenta (Aéro"poser" y marcas anexas). Sin embargo, de un tiempo para acá me encontré algunas personas que decían sentir lo mismo, lo que me hizo pensar en algunas cosas; la primera, cuando recién los conocí, fue el típico "soy diferente, igual que todos los demás", pero no duró más de cinco minutos, cuando traté a esas personas y me di cuenta que eran del mismo tipo que la sociedad en general, pero bajo otras reglas (en lugar de ser pseudo fresas sin dinero, eran pseudo rockeros con tendencias friki-falsopsicópatas). Por una parte me sentí aliviado de seguir teniendo un poco de originalidad (bueno, aunque un "rocker" con playera hollister es original... y un suicidio seguro si lo ven otros), pero, por otra parte, me dejó pensando en la lejana posibilidad de ser un ente alejado de la sociedad establecida (tengo la firme confianza de que no, por eso envío estos mensajes al espacio, esperando respuesta).
Pero no estoy aquí para hablarte de mí, aunque lo voy a hacer de todas formas. Desde la pubertad (edad maldita) tuve la maña de querer hacer las cosas diferente a como se establecían por las reglas no escritas de los jóvenes, y aunque muchas veces fui criticado por ciertos detalles que ellos veían como cómicos (lo más común era el cabello largo o el criticar la música ranchera), me agradaba a mí mismo por hacer lo que me gustaba, y no lo que me decían que estaba bien, por eso, hoy con buenas intenciones, quiero extender este mensaje al mundo, con la intensión de terminar con esos virus que te dicen qué tienes que hacer y como tienes que pensar, simplemente para ser aceptado por personas que no te quieren a ti, sino a tu ropa/farsa/música/dinero/auto/novia/etcétera. Espero que te sirva de algo.
Bien, comencemos. Los que pertenecemos a esta generación vivimos permanentemente bombardeados de información que nos dicta un camino, más que nada por el auge de los medios de comunicación, de las redes sociales y de la globalización. Lo gracioso de esto es que, desde temprana edad, se nos enseña a seguir lo que éstos dictan, mostrándonos cómo vestirnos, con quien hablar, qué escuchar, a quien rechazar, y los colores que debes usar en cada temporada del año. Lo mejor de todo, es que estas reglas cambian cada determinado tiempo, y si hace un tiempo odiabas a los emos porque eran una burda farsa de algunas tribus urbanas rechazadas, hoy debes de amarlos porque han llegado a la cima de la cadena alimenticia (entiéndase como comercialismo). Así, los jóvenes nos encontramos a la expectativa de lo que a una fuerza mayor se le ocurre tomar como moda, y dejar que los "iluminados", ciertas personas con el don sagrado de predecir lo que esa fuerza decidirá, propaguen su mensaje y que se esparza como polvo en los últimos meses de invierno. Esos seres, que siempre han existido, serán ascendidos al grado de celebridades (el término actual para lo que antes, y todavía la iglesia actualmente, se consideraban santos), y con su recién adquirido poder serán admirados por los mortales que, pobres de ellos, no pueden más que limitarse a estar a sus pies, imitando su moderno estilo y esperando su próximo movimiento durante la temporada.
Ninguno podemos decir: "eso a mí no me pasa" (momento de admitirlo: a mí también en ocasiones). Aunque no te agrade la televisión, creas que el radio se quedó en el siglo XX, y consideres al facebook como una herramienta para concretar citas meramente, no puedes mentirte al verte en el espejo y ver esa blusa que usó cierto actor en una película, o el corte de cabello al estilo de aquel cantante que te agrada. Todos estamos tejidos en la misma red, y no hay ni problema ni solución, excepto un simple pensamiento que me gustaría sembrar hoy aquí, con la esperanza de que cambie al menos a una persona. Sí, podemos tomar un rasgo de alguien, famoso o no, pero que sea porque nos guste, no para agradar a un grupo o ser un clón más (tengo la idea que eso hacen algunos). Que esa playera verde fosforescente (que funciona con dos baterías AA, no incluidas) esté en tu armario porque te gustó cuando la viste en el aparador, no porque es la que todos llevan a la escuela (los uniformes no cuentan, tarado). Que el peinado rosa fucsia con mechones azules sea un orgullo tuyo, no de la chica popular a la que todos quieren para "jugar". Que esas enormes pulseras de púas estén en tus muñecas porque te gustan como se te ven, no porque creas que te hacen ver rudo o porque así combinas con tus amigos. Puedes ser un emo o un vaquero, pero que sea porque lo quieres ser, incluso una combinación de ambos (¿Cómo se vería el flecho emo bajo un sombrero ranchero?), pero que sea porque te gusta la imagen que el espejo te devuelve. A final de cuentas, ¿Quién sabe? Tal vez te conviertas en el próximo "santo" de la moda, y las masas te sigan como ovejas al pastor, y papi televisión te haga saltar a la fama, convirtiéndote en el próximo... espera, estamos luchando contra eso, ¿No?
Lunaeclarum, por un mundo sin ovejas.
PD: Entiéndase oveja como cualquier sujeto que no puede decidir/pensar por sí mismo.
PD2: ¡Estamos de vuelta con las incoherencias!
PD3: El miércoles no habrá entrada, puesto que le prometí a alguien muy especial que publicaría un escrito suyo aquí... espero que sea de su agrado.
PD4: Come frutas y verduras.
PD5: ¿No aman las posdatas?
PD6: Yo no.
PD7: No habrá posdata 8.
PD8: Te dije que no habría Posdata 8.