Muerto mas no inconsciente,
caído mas no derrotado,
contando del cielo nubes
y de la tierra lo desolado.
Solo en pie la sombra vaga
que de día se burla del dueño
para al morir la luz divina
ausentarse cual efímero sueño.
El demonio que el espejo me obsequia
llora sangre al pensar en libertad,
solo vive por la cadena
alimentándose de ansiedad.
En la ventana aguarda tu presente,
al acecho de una misericordiosa mirada
tejiendo ensueños y redes,
cada noche, cada velada.
Atrapada en mi interior,
esta sensibilidad atormentada,
mientras exista la muerte
cantará a una luna destrozada,
y aparecerá entre nubes,
del profundo abismo de tu ser
como único testigo de la verdad
que nunca llegarás a comprender.