Enmascaramiento



Estos son tiempos de cambio, de dejar de ser nosotros para pasar a suplantarnos bajo máscaras de alegría, de tristeza, de incertidumbre. Jugamos a dejar de ser lo que pensamos para interpretar el papel de un mejor nosotros mismos sin alguna razón aparente, aunque tras la cortina se encuentre todo un mar de inseguridaaes, de inconformidades, de besos y caricias ausentes que buscan un momento. Lo más lógico sería pensar en un porqué, pero no tiene motivo cuando hasta la verdad del enmascaramiento ha sido enmascarada también.
Con un simple "así soy yo" se busca suplantar una realidad, dejar de ser para parecer, enterrando al verdadero yo bajo una cúpula de normas y reglas dictadas por personas y situaciones muchas veces más denigrantes que constructivas, y lo que es peor, menos pensantes que aquel que los sigue, ¿Pero quién es el tonto? ¿Aquel que propone saltar del edificio o aquellos que lo siguen?
En ocasiones simplemente me niego a creer la realidad, pensando que todo es parte de un proceso de madurez bien concebido para encajar en la sociedad que, mal que bien, es el ecosistema al que tenemos que adaptarnos para sobrevivir sin terminar como hermitaños, ¿Pero denigrarse? ¿Rebajar una actitud original, confortante, en pos de seguir los lineamientos de retrasados mentales, de prostitutas y estúpidos? Suena ilógico, pero lo es más creer que es posible sobrevivir nadando contra la corriente.
Precisamente en esa encrucijada me encuentro hoy, como en muchas otras ocasiones. ¿Dejar de ser lo que hasta este momento considero yo mismo? ¿Encajaré en los grupos que necesito encajar? ¿Seré buen actor de la farsa? ¿Terminaré creyendo que ese soy yo y me olvidaré del que una vez me consideré? Estoy confundido, pero cuando no encuentres cual camino elegir sólo hay una mala opción: quedarte en medio de ambos y ver ambas opciones esfumarse. Necesito un tiempo que me falta y a la vez estoy cansado de tanto tiempo perdido, ¿Pero cómo pedirle a la vida un respiro?
Durante el año aproximado que llevo escribiendo este blog me he dado cuenta de los peculiares cambios que he experimentado como persona. Admito no ser esa mi manera de ser, sino que todo ha coincidido con lo que podría considerar "el bache más grande de mi vida", que abarca todos los aspectos de mi existencia. Hoy escribo esto con la esperanza de sosegarme y encontrar la respuesta a una simple pregunta: ¿Tomar o no la máscara? La decisión que tome será fácil de saber: si dejo todo aquello que me gusta, entre ello escribir aquí mis pensamientos, significará que ya soy parte del rebaño de ovejas que sobrevive bajo el yugo del ignorante sin alzar la voz. Lo que sea que pueda decir será menos relevante que obedecer.
Mientras tomo una decisión, seguiré pensando libremente y actuando como tal.

"Ten cuidado con lo que deseas...


... que se te puede conceder".
Esas fueron las sabias palabras que me dijo mi madre el día de hoy, luego de que me quejé por enésima vez de no encontrar esa primera oportunidad de empleo que tanta falta le está haciendo a mi vida (sí, por el momento soy un maldito "nini"). Pero ¿Por qué motivo respondió ella así ante mi súplica por justicia divina, cuando veo que un pelele que no estudió tiene un puesto elevado y yo no consigo nada? Simple: hace un tiempo cometí la tontería de decir que me faltaba tiempo para mí, que los papeleos de la escuela y la finalización de las residencias profesionales me estaba robando por completo la vida, y que quería un respiro para retomar mis proyectos en aquel entonces detenidos indefinidamente (llámese blog, novela incompleta, sueños sin terminar, etcétera... pretextos de una fase emo para no querer trabajar).
Hoy, por estúpido y cómodo, noto que tengo más de tres meses detenido indefinidamente "en la banca", esperando la primera oportunidad de la que en un principio renegué, argumentando que necesitaba ese tonto tiempo para mí, el cual en efecto ocurrió, pero no de la manera en que esperaba: siendo una persona acostumbrada a estar hasta el cuello de estrés, terminé acostumbrado a mi cerebro a trabajar a marchas forzadas, por lo que al tener el exceso de tiempo libre que da 24 horas libres de todo y de todos simplemente colapsó. Dejé de pensar, de tener las ideas que antes clamaban por el momento justo para ser escritas, de describir esos paisajes y situaciones que me pedían llegar a ser creados. Triste pero cierto, y la prueba está en la poca actividad de este blog: la magia (si es que hay alguna en mí) se extinguió, dando paso a un tedio tremendo, que no ha hecho más que intentar romperme la cabeza desde el interior.
Hoy, las palabras de mi madre entraron en un extremo de mi cerebro y lo sacudieron desde adentro, dándome a entender por fin el significado de una frase tan simple, que tal vez consideremos algunos sin gracia, pero que es cierta.
Ya saben, si a algo hay que tenerle miedo... es a tus deseos, algún día se pueden hacer realidad y mostrarte la cara que no vislumbraste en un principio.

PD: Esta es una entrada corta para no perder la costumbre, y para advertir al mundo sobre un mal tan grande. Me agradeces luego, o me llamas para poder decirte "te lo dije".,

Trastornos de medianoche

Hace algún tiempo solía decir que era un poeta... palabras más, palabras menos, bueno o malo, más propiamente era alguien a quien le gustaba escribir en versos un tanto amorfos (e ignorantes de muchas de las reglas que dictan la forma de la poesía). De igual forma, ¿Qué más daba? Nadie más podía ver mis desvaríos sino unos cuantos valientes que me decían "¿Qué rayos haces escribiendo todo el día en ese cuaderno?". Eran mis pensamientos y de nadie más, indiferentes a las opiniones ajenas y a las no ajenas también, simple y llanamente mi punto de vista de algo, en ese preciso momento, impreso para la posteridad.
No voy a contarles cómo comenzó, pues de eventos personales están llenas las redes sociales. Lo único destacable, y que recuerdo claramente, es que fue por lo que a muchos los lleva inevitablemente a escribir: el desamor. Ese triste y muy extendido sentimiento que nos llega a todos alguna vez, más que nada en la época de la adolescencia (bendita edad en la que sentimos a flor de piel y confundimos una calentura con el más profundo y enloquecido amor). Bien, no soy el primero al que le pasa ni seré el último, todos nos sentimos poetas porque podemos transcribir sentimientos en un papel, pero encontré un pequeño punto en el que creo yo haber pasado al poeta aficionado promedio... no digo que llegué a grandes alturas, pero al menos sí me despegué del suelo.
¿Con qué? Simplemente porque dejé a un lado el sentimentalismo del desamor, tan sobre explotado por las canciones populares, los programas basura de televisión y comencé a observar mejor mi entorno, a encontrar otros sentimientos igual o más grandes que el a veces simple "no me quiere y ya no quiero vivir". Fue así como nacieron a partir de ese punto otros poemas, a mi punto de vista mejores que los otros, pues iban más allá de ser íntimos, abarcando a otras personas y situaciones que no siempre son observadas por las personas.
¿Pero por qué razón estoy pensando esta noche en ello? Simple: tengo unos días falto de inspiración (creo que se ha notado en la falta de entradas del blog, luego de la enésima promesa de que lo haría con cotidianidad). Entonces me puse a evocar momentos de mi vida en los que las palabras me salían hasta por los codos, en los que podía crear una historia a partir de una piedra en el suelo, donde mi inspiración de verdad tenía un motivo para existir. Muchos de esos momentos fueron en la escuela o en los trayectos a ésta, cuando tenía problemas personales, escuchaba problemas ajenos u observaba simplemente personas pasando por el camino, cada una con una historia diferente que contar. Tal vez no las conocía todas, pero interpretar sus semblantes o escuchar una parte de ella me daba suficiente motivo para comenzar a divagar, a imaginar mundos, personas y eventos... todo aquello en lo que era tan feliz y me perdía de la realidad por un instante, volviendo a ella con los ánimos renovados y unas fuertes ganas de seguir.
Por algún extraño motivo, esta noche, y desde hace varias ya, me encuentro evocando esos momentos con nostalgia, esperando que un dejo de esa magia saliera del recuerdo y volviera a una vida dominada por la rutina y la ausencia de personas pasando... es curioso, pero la completa soledad que supuestamente gusta a los escritores a mí me llena, me parece tan carente de ideas, tan llana, más propiamente dicho. Desgraciadamente, algunos tenemos lo que no pedimos, y ese es mi estado ahora... recostado en una cama esperando a que una misa caprichosa se decida a volver a mi presencia, cosa que, u olvidó como hacerlo o tal vez es que ya está muerta. Culpo de su muerte al tedio de una vida peculiarmente complicada de un tiempo para acá.
En fin, mientras la situación siga así, no sé qué tanto avance en mi carrera literaria, si es que existe alguna, lo único seguro es que no habrá muchas novedades durante este tiempo, pues si bien no soy un artista en toda la extensión de la palabra, sí tengo el temperamento de uno... cualquiera que me conozca podrá corroborar esto.
Mientras, para matar el exceso de tiempo libre y las ganas que tengo de escribir pese a la situación, escribo historias sin final que tal vez jamás vean uno materializado, ¿Pero qué más da? En este momento la mayoría de las cosas en mi vida no están materializadas... triste pero cierto, y aunque suene a esas entradas "emo" que suelo evitar.
Me despido por hoy, aburrido y cansado del tedio... sin más que escribir que mis quejas sin gracia por lo pronto.

El camino de la cruz


Hace tiempo perdí el camino. Una fe supuestamente cimentada desde la niñez en las enseñanzas de una iglesia que de pronto dejó de complacer mis sentidos y se tornó en una carga molesta de pronto desapareció, se perdió entre los pensamientos de una vida que no permite segundas oportunidades, que te exige darlo todo incluso cuando las fuerzas flaquean y la poca cordura que te queda sólo sirve para intentar despertar y seguir con la rutina, cuando el futuro se vuelve en un simple mañana que es igual que hoy, y peor que ayer.
Ahí, en ese mar de sensaciones peculiares y muchas veces incomprensibles, he de admitir que llegué a perder la fe en ese mismo Dios que tantas veces me ayudó a realizar tantas cosas, a salir adelante de mis predicamentos con una oración... más que un padre, un amigo que me acompaño en cada paso y que me mostró el camino por el que andar cuando todos los demás me daban la espalda. Lo irónico de todo esto, es que cuando más problemas tenía en mi vida, quién le dio la espalda fui yo. No me siento capaz de dar los detalles exactos, pero llegué a renegar de todo aquello que me ayudaba, convencido que no era el camino correcto para lograr mis ideales, ¿Pero cuál lo era entonces? Me estaba adentrando por gusto propio en una selva oscura de la que no podía salir con Su infinita luz, menos a oscuras con mis pensamientos insanos y la razón corrompida. Así de ilógico se convierte el pensamiento cuando los problemas nos aquejan e intentamos salir adelante con nuestros propios pies mortales.
Pues bien, navegué un corto tiempo alejado de su mano, hundiéndome en el lodo de todo aquello que jamás creí siquiera imaginar, pasando por tantas situaciones a las que una vida medianamente decente como la mía no aspiraba ver nunca, pero que tuve que enfrentar sin más remedio, deambulando sin rumbo e intentando respirar cuando el mismo aire me envenenaba. Fue horrible, fue cansado y fue desconcertante, pero me negaba a volver a mi antigua pasividad, ¿Por qué? Seguramente por necio, pero más que ello porque no había visto resultados inmediatos a mis problemas acompañado de Dios, y quería verlos en soledad.
Siempre he sido una persona que no puede dejar sus problemas en otros, que debe sentir que participa en los cambios y que aprende de ellos para mejorar. Me cuesta admitirlo, pero ni siquiera a Dios me gustaba dejarles mis problemas por completo, pues estoy consciente que muchas veces no son tan grandes como los de otras personas, que yo mismo puedo con ellos si me doy el tiempo y las ganas... pero creo que me equivoqué.
Avanzando en lo que llamé entradas atrás "proceso de maduración", el día de hoy tuve una extraña revelación o algo así... aquello que necesitaba para decir abiertamente que he decidido regresar a la mano de Dios. Todos tenemos una manera en que nos entran las cosas, y en mi caso fue un tanto peculiar: mediante una canción, una hermosa canción que me hizo comprender que todos necesitamos de esa fuerza superior, de ese padre amoroso que nos toma de la mano y nos quita la carga de nuestra vida sin importar el tamaño, sin juzgar si es grande o pequeña, y se la echa a cuestas para que podamos caminar libres de su mano por la vida.
Aprendí que para Él no existe hijo menos importante o palabras necias, que escucha todo lo que decimos y atiende a todas nuestras peticiones, pero que no en el tiempo que se lo pedimos. Que cuando ocurre aquello que nuestro ruego pedía evitar no es culpa de Él ni de ti, sino de la vida misma y del libre albedrío que nadie controla, y que un pecado no es tan malo si eres consciente que tú mismo eres un pecador y ya te tocará estar en el banquillo de los acusados. Entonces llegué a la conclusión de que la vida te enseña muchas cosas, pero la soledad te enseña más, y que el camino de la cruz no es una vía de sufrimiento, sino el diario caminar por el que tenemos que seguir sin remedio, no con dolor ni con alegría, sino con la simple determinación de seguir viviendo.
Hoy tomé la decisión de regresar y me encontré de nuevo con mi amigo, sentado esperándome con paciencia sobre el suelo. Me conoce, sabe que tarde o temprano volvería con la cara llena de fango y las lágrimas en los ojos, pediría una sincera disculpa y me tendería a disculparme a sus pies. Pero Él no es alguien que acepte esa clase de conductas, y levantándome del suelo ha limpiado mi rostro, tomado mi mano, y con una sonrisa ha levantado mi pesada carga del suelo y se la ha echado a cuestas.
Hoy comienzo a caminar de nuevo a su lado por ese mismo camino que dirige a la cruz, donde la vida sigue siendo un reto, pero a su lado es más tranquila y feliz. Soñé de nuevo con una realidad más dulce, tal vez más que los sueños en los que me refugio, y tengo la firme idea de que llegaré a ella alguna vez.
Gracias Dios mío, por ser de nuevo parte de mi vida.

Nueva vida, nueva cara, nueva era


Esta es la enésima vez que lo digo: ésta es la definitiva. Luego más de un año entre divagues y curiosidades que a nadie le importan, este blog ha transitado en una pasividad un tanto castrante que me hizo replantearme en un par de ocasiones qué diablos hacía con este espacio sin utilizar (otro nombre desperdiciado, como tanto me quejé en inicios del lugar).

Pero bueno, no estoy aquí para volver a decir: "juro por Dios que no vuelvo a abandonarte, fruto de mis entrañas", porque ya me aburrí a mí mismo con el cuento de no terminar. Lo que sí quiero decir es que le quiero (y me quiero) dar otra oportunidad con el blog, ya que descubrí que la vida no es igual luego de tener un lugar donde quejarte, ¿Y qué mejor si alguien los pudiera leer por casualidad? Admitámoslo, a todos nos gusta que nos hagan caso.
Pues bien, como pudieron observar aquellos que han entrado un par de veces antes, notarán que el blog sufrió su tercer cambio de imagen durante su vida, uno que me ha parecido especialmente lindo y elegante, y con el que espero demostrar que todavía queda Lunae Clarum para un rato, y que las entradas tendrán un poco más de sentido... eso último mejor no, sinceramente no creo hacerlo.
Esperando que sea de su agrado, declaro que hoy iniciamos una nueva época en el blog, con más constancia, consistencia y consciencia, un periodo azul, podríamos llamarlo... porque el blog ahora es azul y porque me da la gana.
Espero verlos por aquí más seguido, y que me vean a mí también.

Proceso de maduración


Un amigo me dijo una vez que había tenido “un proceso de maduración de dos días”. Admito que en primera instancia me pareció una soberana estupidez, en primer lugar porque es imposible aprender en cuarenta y ocho horas lo que no había aprendido en años, y en segundo porque lo veía igual o peor que antes de su supuesto proceso. Sin embargo, no pude evitar evocar aquel momento durante esta semana, cuando la vida me puso a prueba con diversos asuntos y situaciones que jamás en toda mi ya-no-tan-corta vida, pensé que pasarían. En una agridulce mezcla de lindos momentos con terribles revelaciones y problemas colosales, creo haber salido avante al día de hoy, dispuesto a seguir con una mejor actitud y una manera distinta de ver las cosas.
Aunque no suelo ser una persona compartida, y no es algo de lo que tenga pensado cambiar, el día de hoy me complazco en compartirles mi propio proceso, no de maduración, sino de un aprendizaje a base de golpes y tropiezos, pero que, ahora que lo veo un poco detrás (si mucho un par de días), reflexiono y decido compartir aquí, en mi pequeño y un tanto olvidado espacio en la nada, los aprendizajes que me dejó esta peculiar semana.
Espero que a alguien le sean de utilidad, tanto como para mí fueron al escribirlos.
  • Cada día, una nueva guerra.
  • Nunca es bueno ser demasiado bueno.
  • No le pidas a la vida la bondad que no eres capaz de dar.
  • Tarde o temprano, cada quién obtiene el fruto de sus acciones.
  • Nadie recibe nada fuera de lo que cosecha.
  • Es preferible sufrir el fuego del infierno que los estragos de la consciencia.
  • Soñar no siempre es lindo, sólo cuando la vida te deja sonreír.
  • Una sospecha no siempre es cierta, pero las evidencias a veces hacen menos visible lo obvio.
  • No siempre se pierde en la derrota, sino que la enseñanza es preferible a un triunfo vano.
  • Cada día es una nueva oportunidad, sea para mejorar, sea para condenarte.
  • Ningún error es fatal, aunque algunos deberían de serlo.
  • Quien cree que su pecado queda absuelto en la ignorancia... es un pecador por partida doble, además de un ingenuo.
  • Jamás deposites toda tu confianza en una sola persona.
  • Piensa en lo que haces y sé responsable de tus acciones, en lugar de hacerlo por pensamientos y acciones ajenas.
  • Hay demasiado por hacer en una sola persona como para desear arreglar la vida a alguien más.
  • La autoestima es como una amante inconstante: solamente está ahí cuando no lo necesitas. Es tu obligación retenerlo en todo momento.
  • Nadie es la mitad de alguien más, tampoco el hueco para llenar un corazón. O se es un complemento o simplemente se es una obsesión.
  • Triunfar no es lo mismo si no tienes con quien compartirlo.
  • La determinación hace al hombre. Sin ella, no eres más que un saco con buenas intenciones que nadie ve.
  • Del dicho al hecho hay mucho trecho… como alardearlo.
  • Nadie sabe lo valioso que eres, solamente tú.
  • Recordar el pasado puede llegar a ser una tortura en ocasiones, ¿Para qué hacerlo?
  • No hay futuro asegurado, así como tampoco mejor oportunidad que el presente.
  • ¿Hacer o no hacer las cosas? En la decisión es donde se decide la verdadera identidad de las personas.
  • El perdón es una palabra, pero las acciones son la verdadera fuente de sosiego para un alma adolorida.
  • Otro verso más que el viento se llevó… ya es tiempo de empezar a dejar de soñar y, de una vez por todas, comenzar a vivir.
  • No es inmaduro el que sigue siendo un niño, así como tampoco es hombre el que se olvidó de reír.
  • Compartir un sueño con alguien más no siempre significa que esa persona sueña contigo.
  • Sabía que la soledad es una mala consejera, por eso hoy he decidido que no escucharé más consejos. A partir de hoy yo decido mi propio destino.
  • ¿Qué para qué continuar? Nunca hay un momento “máximo”. La vida siempre te deparará nuevas sorpresas, buenas o malas, te guste o no.
  • Sobre todo, y ante cualquier afrenta, no te olvides nunca de creer en ti mismo, en lo que eres y en lo que puedes llegar a ser.

PD: Conocidas o no, todas estas frases han sido confirmadas personalmente por mí, así que te aseguro que sirven de algo.

La esperanza de seguir siendo otro


Pensando en lo que fue, en lo que soy y en lo que podría ser, hoy se fue un día más perdido, vagando entre ideas y suposiciones en las que se desperdiciaron las horas. Sé que no volverán, sé que esos planes no encontrarán el momento de cumplirse, pero no hay pausas en este juego, y todo lo que tienes a la mano es la decisión: ¿Pensar o actuar? ¿Ser o parecer? ¿Sentir o fingir? No hay tiempo para segundas oportunidades, y las que lo parecen en realidad son el inicio de algo más, pues cada instante está contado, cada momento es irrepetible y cada vida única.
Si todo esto es así, ¿Por qué entonces mi pensamiento no me deja disfrutar de las contadas y privilegiadas horas que tengo en este mundo? ¿Por qué insiste en hacerme detenerme y pensar en lo que ya perdí, en lo que no recuperaré, y más irónicamente, en lo que sí aproveché? Su crueldad sale de la lógica, pues la consciencia de saber lo que ocurre y no hacerlo es más estúpido que hacer las cosas sin pensar y dejar que el mundo gire y las personas mueran por gusto propio... pero no me quejo, muchas veces he insistido en que el sentido común ha abandonado este planeta, y si no es así, al menos ya me obligué a que lo hiciera de mí.
Sin embargo, en la maraña de pensamientos suicidas de tiempo que tuve, hubo uno que hizo que valiera la pena la pérdida, que hizo valer cada segundo desperdiciado de oxígeno, de espacio y de tiempo. No es el descubrimiento más grande de la humanidad, ni siquiera toma en cuenta a otro ser vivo fuera de mi cuerpo. Sí, fue un descomunal desborde de egoísmo, un descarte de la humanidad completa para pensar solamente en mí por un segundo, intentando recuperar una pizca del orgullo perdido tras tantas batallas en el diario caminar.
Porque, he de admitir en este ataque de egocentrismo que mi vida no ha sido sencilla en los últimos tiempos, que la vida decidió darme la espalda por más de doce meses y trastocar todo aquello que consideraba perfecto o inequívoco. Como por arte de magia, las columnas vertebrales de una existencia tranquila se convirtieron en problemas, los apoyos en ausencias y la vida en un fastidio, ¿Pero a quién reclamarle? A nadie, solamente seguir caminando con la piedra a cuestas a la espera de que, si no mejora la situación, al menos que no empeoré más... pero eso siempre puede ocurrir.
Así, sin más, tengo la esperando de seguir siendo lo que era, una persona ajena a la que solía ser cotidianamente, pero que me mantiene tranquilo por el día y me da sosiego en las noches, permitiéndome viajar a la tierra en la que en verdad soy yo mismo, siendo ésta la causa por la que siga entre los cuerdos un día más.
Un saludo a quienes me entienden, y a quienes lo intentan... mis más sinceras gracias.

Soñar con otro ayer


Muchas veces nos encontramos con pensamientos divagantes que nos asaltan a la medianoche, que nos hablan de errores y de súbitas acciones cometidas a la sombra de la expectación, basados en hechos tan banales como evanescentes, pero que demuestran que por una parte seguimos siendo animales, y por otra que el placer seguirá siendo la bandera que rija sobre la razón.
Somos marionetas de sombras que vagan en un teatro diurno donde la oscuridad domina sobre el pensamiento, donde todos esperan tener la razón cuando ésta no es más que un punto de vista, cuando creemos que llegaremos a ser más, cuando nos consideramos perfecto para un mundo que no nos entiende, que nos pide ser lo que no alcanzaremos nunca, pero que en la búsqueda de esto es cuando de verdad vemos el propósito de una vida entregada a una misión, cuando una sonrisa cobra sentido y una lágrima se convierte en la cama donde reposar un alma exhausta.
Hoy tengo ganas de volverme la hoja de un árbol, seca y caída sobre la tierra, y ser llevado por un remolino de polvo a través de una espiral descendente, en un intento de marearme y sentir que los días han vuelto atrás, que los errores no han sido más que golpes sobre una pared aún no se dan y las sonrisas siguen aguardando a ser vistas, a ser disfrutadas por los espectadores de los detalles románticos que hacen de la existencia plena. No hago más que engañarme, pues ni soy hoja ni un remolino me llevará al pasado. Soy un cuerpo flotando a la deriva, un soldado herido en una guerra sin declarar que está cansado tras la victoria y espera que el tibio abrazo del eterno encapuchado tome su vida con la guadaña, llevándolo a descansar según su intención, sin pasado ni futuro, solamente en un eterno hoy que ya no servirá ni como pretexto de oportunidad, porque esta ya fue dada y perdida en una apuesta por el todo... y que perdí sin haber estado presente.
Estoy triste, al borde de mostrar al mundo un rostro demacrado y sin brillo, falto de toda señal de vida y supervivencia, sin el ánimo de sortear los fuertes vientos de la tempestad otro día, falto de un mañana debido a la carencia total de un ayer satisfactorio, negado ante la posibilidad de corregir una equivocación, porque simplemente ésta no lo es, ¿Qué es sino entonces? La ignorancia, esa es la verdadera culpa por la que el presente se convirtió en un grillete, y el látigo sobre la espalda no es otra cosa sino una supuesta consciencia, ajena, pero al fin supuestamente mía.
¿Pero cuál fue el error? ¿Cuál la causa irreparable que me convirtió en un condenado a los momentos de antaño que creía eternos? ¿Cuál el responsable de que mi cuerpo sean sólo jirones de un ropón elegante? Nadie, ni una voz se acerca... todo son reclamos por pedirle al mundo más de lo que puede ofrecer, por sentir que merecía algo que ni siquiera es mencionable... por sentirme un segundo humano.

¿Hacerlo o no hacerlo?

Hoy me encontraba divagando en mi casa, perdido entre miles de cosas que tengo pensadas hacer y no me animo. ¿Volver a intentar dibujar? ¿Aprender a tocar un instrumento? ¿Continuar escribiendo historias? Son tantas las cosas que tengo en la mente, tantos pendientes que quisiera realizar pero ni el tiempo ni la actualidad se presta para hacerlo. ¿Pero de qué me iba a servir estar pensando en ello, si hacerlo era una pérdida del valioso tiempo que podía usar para hacer cualquiera de esas cosas? Es tonto, pero fue la manera en que lo vi.
De cualquier manera, gracias a ello me vino entonces a la mente un pensamiento, una minúscula demostración de raciocinio que me hizo entender que, dentro de los proyectos pendientes que tengo, están también aquellos que dejé a medias. Entonces, como un rayo de luz que cae sorpresivamente en medio de un campo de cultivo, causando un severo golpe y un instante de sordidez, recordé que tenía este blog. Olvidado desde principios de Noviembre, justo en el momento en que había dicho que lo iba a tomar más en serio, por causas de fuerza mayor (el fin de mi carrera, ¿Ok? No quiero ahondar en detalles para que no parezca una página del diario de una quinceañera). Pero hoy, luego de pasar por la linda transición de estudiante a desempleado (lo cual espero ser el menor tiempo posible, dicho sea de paso), he decidido que, por menos tiempo libre que tenga y más tedio que me domine, es hora de volver.

"¡Y volver, volver... volver!!!"

Pero basta de tonterías. Como justificante para el tiempo que pase inactivo, debo decir que, ajeno a ese relleno existencial que se conoce como vida (ustedes saben: comer, dormir, terminar los estudios, buscar empleo... eso que hace uno cuando se hace pasar por ser humano), también me dediqué a concluir una parte del sueño de mi vida. Así es, un pintoresco 24 de enero del 2012 di el primer paso en mi trabajo de ya ocho años: terminé la primera parte de mi novela: Aries. No voy a profundizar mucho en ello, solamente diré que me encuentro leyéndola para revisiones y me siento como quien regresa de un largo viaje y lo primero que hace al regresar a casa es ver las fotografías de dicha aventura, recordando a los amigos que conoció y los lugares por los que estuvo. Es una sensación bastante placentera, y como dijo un amigo en una ocasión, marca una diferencia entre los escritores: ya no soy del grupo que crea proyectos que no concluye, ¡No! Por fin he logrado terminar algo.

"¡¡¡We are the champions!!!"

Me despido por hoy, esperando verlos más seguido (y esperando estar más seguido por aquí yo también).

PD: Como dato curioso (y nada presuntuoso... tal vez un poco), debo decir que mi novela tiene la pequeña cantidad de 258 capítulos, divididos en 9 partes... por si te preguntabas porque duré 8 años planeando la historia y 2 años escribiéndola... y es solamente la primera parte.
PD2: Mi nuevo proyecto se titula Nihil, y es la precuela de Aries, así que me encontrarás hablando de ello pronto.
PD3: ¿No se les hace demás de musical esta entrada?
PD4: No, no me gusta Vicente Fernandez... solamente que no pude evitar pensar en dicha canción al poner la última frase del párrafo anterior.