miércoles, 16 de febrero de 2011

Cielos que caen, parte I

He notado que, de las promesas que hago en el blog sobre futuras publicaciones, no he cumplido ninguna. Como al parecer no es muy dado en mí hacerlo, pero quiero comenzar, por hoy comenzaremos con una pequeña serie de poemas, cuya historia platicaré previa su publicación, ¿Por qué? Porque me sobra un poco de tiempo y sería bueno, para variar, explicar un poco de lo que se va a tratar la cosa.
Un mugroso día en que me encontraba solo, esperando el camión que me llevara a casa luego de un largo viaje (bajarse de uno para tomar otro), me encontraba divagando entre pensamientos pesimistas (¿Cuándo?) y rayitos de luz sobre ellos. Fue así como se me ocurrió contar una historia, algo que plasmara ese sentimiento de calma sobre la tormenta que sentimos al vencer la negatividad. Decidí no hacer una historia propiamente (narrada, pues), sino que, en su lugar, una serie de poemas en verso, en mi estilo indefinido, libre y propio; cada uno tendría una relación con el tema, y entre todos contarían el cuento pretendido (que si bien no tienen un seguimiento dentro de la trama, comparten el sentimiento planeado, que es lo que cuenta). Ese fue el surgimiento de Cielos Que Caen, un intento por recuperar el gusto que tenía por los versos y la poca práctica. Decidí dividir la serie en varias partes (¿Necesitas un motivo? Me dijo que lo hiciera un canguro en mis sueños, ¿Contento?), primero los poemas, luego vendrá la explicación de los mismos (para que tengas tiempo de pensar/reflexionar/adivinar su contenido).
Hoy publicaré los primeros tres, esperando que sean de su agrado y algún comentario ocasional...
Introducción: Otra Lágrima
El dolor que tan hermosa te hace
hoy creó la cruz para dejar de vivir;
deja escapar otra lágrima donde yacen
cielos caídos de tu existir.



Estos Días
Ahora el suspirar vano es esencia,
ahora la vida mata por instante;
ahora las sombras tienen presencia,
ahora la blasfemia es un arte.
Ahora nuestro recato es indecencia
y es mejor herirte que dejarte;
el ahora no es nuestro, no tiene ciencia,
es un beso en labios que arden.
Extrañar lo no vivido,
sentir lleno el vacío,
perderse en un mar de cometidos,
todo para volverte a ver.
Una mano para caminar,
otro día para tropezar,
un intento de comenzar,
algo para no dejar de ser.
Ahora, simplemente una caricia;
al ahora le duele pensarte;
dime ahora lo que avaricias
y dime como no adorarte.
Pensar en un cielo cayendo
es otra manera de saber la verdad;
estos días duelen, siguen lloviendo,
estos días no saben de realidad.



Dominio Del Sueño
Perder es un mito para el ganador
pero una broma para el ignorado,
es perfección para el sopor,
es la cumbre caída del soñado.
Alas, invítenme a perderme
lejos del mito y de la realidad;
par de nubes en que apoyarme,
denme una vida, algo de verdad.
Ahogar la causa del perdedor,
es un grito para el ahorcado,
una mentira entre el esplendor,
la causa que tiene al condenado.
Alas, un momento para sofocarme
en el éxtasis de no tener dueño;
anhelo para seguir sin rendirme
llévame al dominio del sueño.