lunes, 11 de octubre de 2010

Ojo por ojo...

... y el mundo acabará ciego. Tan hermosa frase que nos legara Mahatma Gandhi a un mundo tan distante de semejante ideal. El hombre, jactándose de su supuesta superioridad, ha buscado siempre la manera de superarse a sí mismo, pasando, muchas veces, por encima de sus semejantes sin miramiento alguno, en pos de más dinero, más fama, simplemente más de todo, en un afán mundano y sucio, tan simple como perverso. El problema podría quedar ahí, con justos y pecadores claramente delimitados por la línea del error cometido, pero es entonces cuando a algún inteligente se le ocurrió poner los hechos en una balanza, para ponerse a pensar en algo que nivelara las cosas un poco. Desconozco si su nombre era Talión o de donde saliera tal denominación, el caso es que decidió cobrarle un ojo al que se lo quitara (mejor dos tuertos que uno) y de la misma forma, un diente (mejor todavía, un par de chimuelos).
Basados en esta ley, se han cometido los más grandes agravios de la humanidad. Que si mataron al archiduque de Austria y nos cargamos a más de diez millones de bajas, entre propias y ajenas, "nomás pa que quede parejo". Que si los de occidente no respetan nuestra religión y quieren dominar al mundo les destruimos su imperio, que si el anticristo ya viene de no sé donde, que si no respetan lo que creo, que si no piensan como yo, que solamente yo tengo la razón, que yo... he ahí el problema principal, el "yo", el ser completamente individualistas.
Vivimos esperando que el mundo nos vea brillar, ya sea por nuestras ideas o lo que representamos (o fingimos representar, en uno que otro triste caso). Tenemos la idea de que estamos en este mundo para disfrutar de una gran cantidad de cosas y situaciones (y eso es prácticamente cierto, pero hablaremos luego del tema), pero no nos detenemos a pensar que no estamos solos, y que eso es en gran parte lo que nos hace sentir tan especiales y diferentes, el complementarnos con otros "yo" que también están en su búsqueda personal por algo, indiscutiblemente de lo que sea. El problema es cuando comenzamos a creernos más que esas otras personas, a dejar de ver lo especial de ellos para enfocarnos en nuestro propio brillo.
Y en el egoísmo encontramos la necesidad de ser escuchados, y si no llegamos a serlo, vienen entonces los problemas... y de ellos, la tierna y dulce venganza... tan inútil como querer quitar lo que ya no está. No soy fanático de los sermones ni de los "castigos divinos", solamente pienso que el mundo ya es en sí un lugar feo, como para ensombrecerle todavía más con nuestros rencores encarnizados. Si alguien te dejó de tender la mano, tiéndesela tú para que no olvide que estás a su lado.
Quiero extender una invitación a no dejar al mundo ciego, hay infinidad de cosas que todavía nos aguardan, no podemos perder la fe en nosotros mismos tan pronto. Si alguien te dejó chimuelo... sonríele, no le sacarás un diente, pero te aseguro que sí una sonrisa (velo con sarcasmo, te aseguro que la herida sana más pronto). No sé si la justicia divina aplique en todos los casos, o si tarde o temprano, pero de algo estoy seguro: le va a ir peor a esa persona, soy un fiel testigo de que está comprobado (podría citar ejemplos personales, pero prefiero no hacerlo por el momento).
El señor Gandhi nos legó una gran filosofía, no la cambiemos por el vil pan de todos los días, ya sea en nuestro país o en cualquier lugar...
PD: Que quede claro: no soy masoquista ni religioso. Soy simplemente una persona que espera encontrar en el mundo algo mejor de lo que ofrece, y que se sintió fuertemente conmovido con esas palabras.