Para recuperar la entrada perdida, compartiré a la vez otro poema, escrito también el día de hoy. Este habla del orgullo del escritor, algo más dañino que una bondad, ya que traversa lo que éste desea con lo que hace, haciéndolo ver a sus obras cual hijos, olvidándose de la tan necesaria humildad que le dará la capacidad de aceptar críticas y de encontrar la anhelada perfección mediante el esfuerzo. Es un tributo al "ya sé mucho", o el "tú no sabes nada" (sip, estoy frustrado tratando de hacer entender a algunos sus errores, aunque creo ya aprendí la lección: ignorar). Tengo fe en que será de su agrado.
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Papeles, Tinta y Sangre
En la bruma de una fantasía
yace el desprecio de la comprensión,
yace un grito en gran afonía,
espera inerte una última ilusión.
Espera un deseo en una candela,
espera al día, espera la vena
creativa que le ha de dar alma,
creativa que se siente ajena.
Nada en el tiempo, nada en la calma
de la sorpresa de un porvenir;
somos un sueño, bajo una vil talma,
un simple retrato del devenir.
Calla, aguarda sin más bonanza,
que el mundo no conoce de sentimiento;
no espera sino, eterna, una venganza,
un reflejo de aquel sufrimiento.
Entre papeles, tinta y sangre...