jueves, 11 de noviembre de 2010

Siendo subjetivo...

Hoy no tengo ganas de ser objetivo (¿Cuándo sí?), y tengo ganas de hablar hoy de algo muy especial, pero hay un aviso prioritario antes. Dadas las circunstancias con las que se aproxima vertiginosamente el final de semestre escolar, y las peculiaridades con las que se ha manejado mi escuela (larga historia. Probable entrada futura), me veo en la forzosa necesidad de interrumpir el acostumbrado ritmo de entradas, y dejarlo de la siguiente manera: lunes y miércoles entrada normal, dejando para el viernes el capítulo semanal de Aries. Me gustaría alguna opinión al respecto, y como hay innumerables personas que leen Lunaeclarum, espero comentarios sobre el nuevo horario (bendito sarcasmo... dudo que me abandones algún día).
Pues bien, entremos en materia nuevamente. Hoy no tengo ganas de hacer críticas semi destructivas a todo cuanto acontece alrededor, ni desempolvar los escritos que tengo desperdigados por todas partes de mi casa (el orden me abandonó un día y no se ha dignado a volver, no me atrevo a llamarlo porque sería alentar su orgullo; si me quiere, regresará por sí sólo), así que compartiré con ustedes el enorme placer que me causó la última obra maestra (a mi parecer... ¿Ya leíste el título de la entrada?) con la que topé navegando por internet en materia de música... un verdadero deleite que no contuve las ganas de querer compartirlo con el mundo entero y gritar a los cuatro vientos: ¡Oh por Dios, esto sí es digno de llamarse música!
Juguemos un momento a las adivinanzas. Se trata del tercer trabajo de un par de grandes vocalistas luego de algunos años (desde mi punto de vista, los dos mejores en la escena mundial). Ambos tienen famosas bandas de metal con sobrado renombre y a la vez manejan proyectos solistas (uno con éxito, el otro solamente ha sacado un disco), y ambos han participado en infinidad de colaboraciones con bandas tanto famosas como un tanto desconocidas, por lo que son conocidos por prácticamente cualquier fanático de la verdadera música (dije que la entrada sería así de subjetiva... cierto, no aclaré ese punto). ¿Ya sabes de qué hablo? ¡Pues de Rusell Allen, Jorn Lande y su disco The Showdown! Un verdadero festín a los oídos con efectos aletargadores y un tanto hipnóticos.
La voz de cada uno es simplemente una delicia. El señor Allen ha hecho grandes logros en Symphony X, y lo admiré desde la primera vez que escuché "Of Sins And Shadows" sin conocer el nombre de la banda. Su voz tiene bastantes cambios, por lo que le es sencillo proyectar toda clase de emociones, dependiendo del requerimiento de la canción, logrando grandes impresiones y un buen sabor de boca. ¿Y qué podría dignarme a decir del señor Jorn Lande que no se haya dicho antes? Considerado por muchos (me incluyo) como el mejor cantante de metal (¡Y de todos los géneros, maldita sea!) de nuestros tiempos, es capaz de lograr transmitir lo que sea con su potente voz... nada más de escucharlos, me dan ganas de no volver a abrir la boca nunca, siendo mi voz tan indigna.
Eso último es una broma mal dicha. Entrando en materia un tanto técnica, cabe resaltar que no haré un tema a tema del contenido de The Showdown, sino que me limitaré a denotar un par de puntos que toda persona con dos oídos y un mínimo gusto por alimentarlos con verdaderos manjares. Bien, serena y dulcemente, comencemos con el primero: ¡¡¡Escucha la primera canción!!! Aquella que porta el mismo nombre que el album es lo mejor que contiene, una verdadera obra de sentimiento y muestras de que el metal clásico todavía tiene cosas que mostrar y corazones que hacer latir. Muestra desde el principio que no encontrarás nada nuevo, sino que experimentarás un retoque a lo más genial de lo existente, servido en un gran ejemplo de que no hace falta un gran cambio para lograr algo grande... y de que quien es un genio, siempre lo va a ser. Segundo punto: son las dos mejores voces que te puedas encontrar, buena música y uno que otro mensaje agradable aunque muy conocido, ¿Qué más podría salir sino algo sencillamente genial?
Una última aclaración antes de despedirme: no hablo de tecnicismos tontos porque me da flojera, y además porque este blog es más de sentimientos que de información, y eso es lo que hace The Showdown, te muestra a través de grandes canciones que todavía hay algo nuevo bajo el sol... ¿No piensas eso? ¿No te gustó el disco y me estás esperando afuera de mi casa para matarme con una cuchara por no pensar igual que tú? No me interesa, he aclarado infinidad de veces que es lo que yo pienso nada más, y en mis gustos no se mete absolutamente nadie.

PD: Tanto hablar de festines, manjares y cosas así, es un mensaje subliminal... muero de hambre mientras escribo.
PD2:Debido a una recomendación, el tamaño de letra del blog aumentará ligeramente, ¿Qué opinan del cambio?